Un país que se mueve echando mano de los principios constitucionales, es un pueblo dinámico, y mejor aún, cuando hay respeto y protección por el gobierno de turno.

Salir a marchar es un asunto de derechos ciudadanos así se expresen con insultos, difamaciones y fabulas mitológicas. La marcha del martes 20 de junio, sirvió de válvula de escape de los opositores del actual gobierno, para expresarse en contra de las políticas de cambio propuestas.

La democracia deber ser viva, movible, dinámica en pensamientos e ideas, que enriquezcan el busilis de una sociedad pragmatica.Igual ocurre con los medios de comunicación, asociaciones, grupos o movimientos políticos etc.No he visto nada contrario del temor creado por las extensas huestes que odian al presidente Petro. El hecho que por razones de su personalidad no se quede callado, frente a la sarta de infamias, infundios, imprecaciones y todo tipo de zalagardas en su contra, no implica que haya desatado una ola de persecuciones contra periodistas, funcionarios, miembros de los cuerpos de investigación o similares.

Lo mínimo que puede hacer es defenderse como ciudadano y cómo jefe de estado, frente a esa amenaza que se cierne a la dignidad de su cargo, teniendo a la gran prensa manejada por imperios económicos y políticos que quieren desestabilizar su gobierno, como caja de resonancia y bajo su égida a periodistas enquistados o alquilados para que cumplan con esa misión macabra. El día que el presidente Petro se le ocurra, así sea que intente cerrar un medio de comunicación, perseguir periodistas, censurar medios, o acallar la oposición, ese día marcharemos en su contra y sin ambages, para defender la democracia. ! No está pasando! Y estoy seguro que no va a ocurrir, como algunos tetricamente quieren mostrarlo. Cada vez la revista semana se enfunda ropa sucia.

Es una lección que los periodistas debemos aprender y asimilar. Las fuentes de informacion es una verdad de perogrullo que son sagradas, no tiene discusión, pero no es suficiente parapeto para justificar con ligereza la difusión de noticias y después lavarnos las manos para hacer trizas la dignidad, añicos el buen nombre, la presunción de inocencia, el honor, etc etc que tiene cualquier ciudadano. La señora Vicky Dávila y muchos cacaos del medio deben regresar a las lecturas de los maravillosos escritos y las enseñanzas que sobre la ética nos heredó el esclarecido maestro Javier Dario Restrepo. Es insuficiente que nos amparemos en las fuentes, para hacer denuncias del tenor que hemos conocido. Las fuentes deben ser contrastadas, confrontadas, investigadas, advertir con sindéresis sus intenciones, poner a la contraparte en contexto para que pueda aclarar, defenderse o controvertir. Cuántas personas, instituciones, grupos sociales, funcionarios o civiles han sido moralmente destruidos, sin que ni siquiera se les haya abierto una investigación criminal.

Todo en la balanza, para conocer su peso, pregonaba arquimedes en las leyes del equilibrio. A diferencia de los periodistas serios, objetivos y grandes profesionales como el recordado Daniel Samper Pizano quien emprendió la odisea desde el tiempo para descubrir con su equipo de periodistas audaces, la persecucion a corruptos, el latrocinio, y los abusos de poder a partir del gobierno de Belisario Betancourt, o más recientemente con Daniel Coronel, quien se documentaba fieramente antes de hacer las denuncias públicas a través de la revista semana. No importa que el medio sea poderoso, lo importante es que el medio respete el trabajo del periodista, y no como pasa ahora, que el periodista se tiene que “alquilar” para hacerle el juego a poderosos clanes económicos, enemigos feroces del presidente de turno.

En todo caso la imparcialidad absoluta no existe, pero al menos deontologicamente mantener un mínimo de rigor en el tratamiento de la información, especialmente en el periodismo de denuncia, como el más sensible y delicado. El artículo 20 de la constitucion, no solo hay que leerlo con especial cuidado, sino con filigrana intelectual, cada frase, palabra, contenido o interpretación de la norma, es esencial para saber en qué cuerda caminamos. Cada paso que damos equivocadamente, ponemos en peligro el equilibrio, la responsabilidad y la ética, fundamentos esenciales del ejercicio periodístico en una democracia estable como la Colombiana. *Telón de cierre…*La periodista Vicky Dávila en uno de sus trinos en Twitter, agradeció a los millones de Colombianos que se solidarizaron con sus denuncias, y les prometió seguir trabajando por la verdad, que dice es su verdad, tras defender a muerte “la garganta profunda” que denunció que la plata perdida en las maletas ( 3 mil millones de pesos) pertenecían al presidente Petro. Solo hay una verdad absoluta, DIOS y el universo, otras verdades son subyacentes, las que orientan al juez terrenal para dictar sentencias en virtud de la verdad procesal y unas terceras, son verdades relativas, las tuyas, las mías, este, ese o aquel meramente subjetivas que solo tienen valor en mi realidad moral. Al mismo tiempo se queja de la falta de solidaridad de muchos de sus colegas, y se conduele de los ataques que algunos le propician. Si bien no nace defenderla, menos atacarla. Los periodistas no somos jueces entre unos contra otros. Los jueces naturales son la opinión pública y los jueces propiamente dichos fallando acciones de tutela cuando tocamos derechos fundamentales. Llama la atención, un artículo en el espectador de la periodista Cecilia Orozco tazcón , que cuando el presidente Duque perfiló, hostigó y denunció periodistas críticos de su gobierno, la señora Vicky Dávila, y otros consentidos de su orbita, no salieron ni por acomodo, a defenderlos por unidad de gremio, frente a sus descaros lenguaraces!!

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