La política tradicional ha servido de canal electoral para que muchos lleguen al poder, o mejor el medio para obtenerlo. No obstante muestra un panorama oculto o sombrío cuándo los partidos, movimientos u organizaciones autorizadas jurídicamente, reparten avales a diestra y siniestra, con el afán de obtener beneficios electorales o económicos. La ampliación de la democracia que otorga la constitucion política actual, da para que se mezclen personajes de todos los pelambres, que abarca desde candidatos bien formados, hasta listas denunciadas porque algunos de sus integrantes tienen antecedentes disciplinarios, fiscales o penales. “La democracia transita por caminos tan abiertos, que no se hace difícil caminarla por mediocres”. La confusión que crea en el elector primario tanta aspiración a cuerpos colegiados, genera aún más confusión al momento de votar.

Será por eso que los candidatos a alcaldías o gobernaciones tengan mayor ventaja a la hora de ser identificados en plena campaña electoral, y así se decanta el proceso de escogencia, permitiendo distinguir la foto del más simpático, carismático, popular o populista o quién encante más a la audiencia, porque a la hora de escucharlos, coge carrera el que hable bonito, moje más pantalla, brille por su discurso, enamore con su presencia o incaute más adeptos. Es curioso observar un candidato exponiendo su programa de gobierno, ni este, o el de sus contrincantes, se diferencia en su comprensión, pues todos hablan de lo divino y de lo humano, exponiendo programas para angeles y ni que decir de los mamotretos de los textos, es como leer la letra menuda de los contratos de seguros, aburridores y tediosos. Se abren dos corrientes manifiestamente contrarias en su concepción, contenido y estilo a los cargos unitarios, la corriente tecnócrata, y la social. Regularmente el gerente público concibe el desarrollo desde las estadísticas que le da el derrotero numérico para afrontar el gobierno, la planeación es su método para ejecutar los proyectos, las asesorías técnicas para tomar las decisiones, el escritorio para firmar y dar órdenes, las salas contiguas a su despacho las utiliza en largas jornadas con su equipo de trabajo y no ha de faltar la de protocolo y la de prensa para cacarear hasta un saludo. El dignatario tecnócrata conoce con habilidad y buena memoria infinidad de datos, cuántos pobres y ricos existen, si es aspirante al municipio, cuántos barrios, comunas y corregimientos con sus nombres, problemas y necesidades, la ruralidad y su extensión, cantidad de tierras dedicadas al cultivo a la ganadería, cria de animales domésticos, o zonas de protección ambiental, sus pisos térmicos, áreas protegidas, turísticas, y ambientales y en las cabeceras municipales cuántas calles, inventario de bienes de interés cultural, templos, parques, escuelas, colegios es decir, el POT lo tienen desmenuzado al detalle. Y si es para la gobernación, igualmente, todo fríamente calculado, el manejo con destreza y con cabeza para todo, y hasta el presupuesto para atender todos los rubros necesarios en la atención a la inversión publica, que desde luego cuando ya están instalados en sus oficinas, se encuentran con otra realidad, no conocen, o conocen muy poco del desarrollo humano, las penurias y necesidades de los de carne y hueso, el reclamo ciudadano sin resolver, las respuestas tardías e insatisfactorias de los de a pie, los sentimientos mal interpretados de los que sufren el abandono del estado.

Los tecnócratas se ocupan prioritariamente de la economía y sus resultados macro, indices y evolución de los bienes y servicios, la empresa capitalista y sus ingresos, la estabilidad fiscal, en síntesis, las frías cifras que se guardan en sistemas modernos de información, pero el desarrollo humano lo toman como un factor residual del crecimiento económico…La gestión del dirigente social en cambio está orientada a la inversa. El ser humano en la centralidad de la economía. “La economía al servicio del ser humano , y no el ser humano al servicio de la economía”, declaró el presidente Jacques Chirac en una alocución pronunciada ante los delegados asistentes a la 83a. reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Ginebra, el 11 de junio de 1996. En su espíritu de servicio orienta su visión, o mejor su corazón a través del sentimiento y no en la hipocresía de quién no vive y siente los problemas, angustias y flaquezas de los más desvalidos, se preocupa más por la inversión social HUMANA, que en inaugurar grandes obras de infraestructura y menos preocupado en salir en la foto.

Recorre a pie untandose de pueblo, conociendo sus necesidades apremiantes, escuchando y RESOLVIENDO problemas sociales, distinto al tecnócrata, que le toca enlodarse en el fango, cubriéndose la nariz, simulando SENTIR los padecimientos de la gente. El conductor social orienta los ingresos pero consciente que van destinados a la población de escasos recursos, y no pronuncia discursos que despierte aplausos ególatras y promeseros, expresa palabras sencillas y sinceras. El tecnócrata reserva su parafernalia cuando se trata de mostrar obras de cemento. El social guarda su discreción y espera el día con satisfaccion, para entregar obras al servicio de la comunidad. El gerente técnico anuncia con bombos y platillos antes de la ejecución del presupuesto, el social lo hace cuando éste se ejecute. El tecnócrata se perfuma y luce sus mejores trajes, el social se debe a la gente y saluda, porque es, y no deja de pertenecer al grupo social que lo exaltó.

El tecnócrata regularmente no padeció de necesidades, por tanto no las conoce. El social regularmente las conoció, por tal razón SIENTE que sus decisiones son más humanas y por consiguiente sociales. Manizales y Caldas tiene de las dos aspiraciones, los electores definirán en cuál de las dos escuelas se matriculan, cualesquiera que sean las razones, lo importante es votar y saber elegir bien. Esa es la democracia que consiste en no sustraernos del deber ciudadano. Particularmente Manizales tiene un candidato tecnócrata cuyas encuestas lo favorecen, será porque los ciudadanos se sienten un poco frustrados de ensayar gobernantes por fuera de las maquinarias electorales, que se quedaron a mitad de camino con sus responsabilidades de ciudad. Esa frustración permitirá que un tecnocrata apoyado por maquinarias de ingrata recordación, regrese al poder. Caldas tiene demarcado el candidato tecnocrata o gerente público y el social, aunque un poco más disputadas las elecciones en el departamento. Personalmente optaré por las candidaturas con perfil social!! Nota final… Cualquiera que sea el ganador, el “deber ser” del buen gobernante,al menos que sea transparente, trabajador, conocedor de lo publico, con enfoque en las soluciones y que tenga “sensibilidad social. (Soñar no cuesta nada).

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