La convocatoria que hizo el presidente Petro a la gente para que saliera a las calles el pasado 7 de junio fue un rotundo fracaso.

Dicen los entendidos que en la plaza de Bolívar de Bogota habían 7 mil personas y en el resto del país sumadas, no llegaron a 20 mil.

La plaza de la Capital la llenaron con empleados públicos , obligados a salir y algunos estudiantes.

Alguien le tiene que haber dado esta información al primer mandatario.

Sinembargo El, en Bogota, se sintió y habló, como si todo el pueblo colombiano estuviera en las calles apoyándolo.

Que gran error!

Las encuestas no se equivocan y la popularidad de Petro va por el suelo.

Y cayendo.

Su gabinete ministerial parece una discoteca. Entran y salen funcionarios que no tienen el palmarés para ejercer esos cargos, y tampoco dejan nada por la brevedad de su presencia.

Una inestabilidad brutal. La misma que propició en su paso por la Alcaldía de Bogota que le dejó a la capital un 96% de incumplimiento en el plan de obras que propuso y vendió como candidato.

Pero vamos a temas concretos.

Las reformas que son la sustancia de su propuesta de gobierno están hoy más enredadas que nunca.

Enredadas por inconvenientes y dańinas.

Aún con una coalición mayoritaria en el Congreso y el apoyo adicional de los partidos Liberal, Conservador y de la U, nada le fluye.

Han sido esas arrevesadas reformas en contrario, las que han arruinado esa mayoría parlamentaria con la que Petro arrancó en agosto del 2022.

Pero es el Congreso el lugar donde se deben tramitar, ajustar, aprobar o negar esas reformas.

No hay otro lugar.

Petro desesperado y acosado por su soledad, producto de la inestabilidad crónica de ministros, de su falta de resultados y de los escándalos que le llueven por todas partes, decidió en una actitud alocada, que esas reformas se tramitarán en la calle, en asambleas populares.

Eso no pasa de ser una chifladura.

Y lo peor.
Con una opinión favorable que no pasa del 20% y cayendo por la pobreza y la inflación que no se detienen, las calles y las asambleas sin duda le serán tan adversas o más que el mismo Congreso.

Esta desafiando a un país que ya no lo apoya como presidente a una confrontación popular que va irremediablemente a perder.

La espontánea manifestación de militares retirados en la plaza de Bolívar de Bogota, fue muchísimo más concurrida y entusiasta.

Su reforma política se la hundió el partido Verde, que votó por Petro y es su aliado.
Por inconveniente y mala!

Las demás reformas no avanzan ni van a llegar a ninguna parte por qué los ciudadanos afectados con ellas son millones, y no quieren dar ese salto al vacío.

La salud en Colombia es una de las mejores 17 de la tierra después de muchos ajustes y mejoras de la ley 100.
Tiene una cobertura del 99%.

Y lo de las pensiones es la crónica de un atraco anunciado.

Y hay 18 millones de ahorradores en los Fondos privados que no van a permitir que el Estado con su ineficiencia y corrupción, se apropie del ahorro para sus pensiones.

Allí está la calidad de su vejez.

Lo de la plaza de Bolívar lo defino en dos palabras :

Intimidación y circo.

Echarle la culpa a los medios de comunicación de todos los males de este país es tan tonto y alocado como echarle la culpa al espejo por la gordura personal.

Y cazó una pelea muy mal cazada.

Esas agresiones, esas amenazas muestran un perfil tiránico de Petro.

Su problema no es ideológico,
es siquiátrico, afirma Carlos Alonso Lucio.

Muestran como lo describe Lucio, que su intención no es entregar en 2026.

Es quedarse.

Y como quedarse sin el apoyo popular?

Imposible.

Por ahora este país luce como un barco a la deriva!

alragonz@yahoo.es”

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