cafeteros_6

Por: Alberto Luis Gálvez Mejía

Ad portas del nombramiento del gerente de la Federación de Cafeteros de Colombia que reemplazará al controvertido y por muchos cuestionado Luis Genaro Muñoz, como quiera que su presencia generó una crisis de gobernabilidad al interior del gremio, cuyo nombre saldrá de la terna compuesta por el ex Supersociedades Luis Guillermo Vélez, el embajador en Japón Roberto Vélez y la representante de la Federación en Europa Adriana Mejía, quisiera en este comentario, antes que adentrarme en las intimidades y prolegómenos de dicho nombramiento, dar mi opinión no tan subjetiva como algunos pudieran pensar, sobre una institución íntimamente ligada a la evolución de la caficultura en el Quindío.

Me refiero específicamente al Comité de Cafeteros del Quindío, gestor de los cafeteros de la región, cuyo advenimiento se produce casi a la par de la creación del Departamento en 1966, sorteando con eficiencia y dinamismo bonanzas y crisis en la producción del grano, con el beneplácito de los pequeños, medianos y grandes propietarios y de la sociedad en general, razón de ser de sus múltiples programas y beneficios, propugnando con denuedo por el fortalecimiento del tejido social y el mejoramiento de la calidad de vida de la gran familia que gravita alrededor de ese grano mágico y evitando con todos los instrumentos a su alcance el agotamiento del cultivo.

La primera impresión,- no obstante el choque de la premisa observacional con el enfoque científico que la considera inexacta al momento de comunicar rasgos sobre cualquier estructura organizacional,- que se forma el ocasional visitante de sus instalaciones, de la distribución locativa, de la pulcritud de sus oficinas, del ritmo de trabajo que interponen sus funcionarios y sus rostros de satisfacción con la labor que ejecutan, generan una percepción casi inconsciente de la división social del trabajo, de la identificación casi encantada del personal con la visión y misión de la entidad, que va consolidándose paulatinamente cuando se procesa racionalmente la información que atañe a su estructura corporativa, esencia misma de la empresa, reflejada en su capacidad de acción y no en lo que quisiera parecer.

En este escenario, más allá del aditivo cosmético, se erradica el infundio populista que pregona la idea de hablar de algo o de alguien, así sea mal para mantenerse vigente, que en cuestión de marketing no es válido ni legitima la imagen puesto que erosiona la credibilidad e interpone palos en la rueda de la sostenibilidad. Acá todo es auténtico; ideas, programas, proyectos, metas, seres humanos: directivos y funcionarios.

Otro tanto sucede en la finca El Agrado donde como decía Oscar Wilde: “No hay segundas oportunidades para las primeras impresiones”, cuyo impacto visual se asienta en la retina al explorar los empeños alrededor de la calidad del café, a través del centro de análisis y catación inaugurado en febrero de 2005, con su servicio de “extensión orientado a crear una cultura de taza en el Departamento, mediante el cual los mismos productores consigan determinar las virtudes y los defectos de su café y por ende tomar medidas para fortalecerlos o corregirlos”.

Temo quedarme corto en la semblanza de una entidad que desde su perspectiva operativa y funcional ha marcado un hito en el desarrollo regional y el crecimiento en todos los niveles de sus asociados.

En buena hora, la Gobernación del Quindío, en cabeza de su Gobernadora y Secretaria de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, conscientes que el reconocimiento de la Unesco como Paisaje Cultural Cafetero no puede ser solo un eslogan publicitario o una simple descripción técnica sino que en su fuero interno subyace un contenido histórico y la raigambre de un actitud sociocultural; que no es testimonio, sino realidad productiva que combina tradición, costumbre e investigación, amor por la familia y agradecimiento al Creador por la tierra, convirtiéndose a la postre en una institución que ha desarrollado en paralelo mejoras en la producción y en la calidad de vida de los productores, empecinados ellos y las instituciones que la permean en desarrollar un mejor producto cada día, acaban de asumir de consuno con el Ministerio de Agricultura y el Comité de Cafeteros del Quindío un “Convenio por una caficultura competitiva sostenible y de calidad en Empresas cafeteras del Departamento del Quindío, a través del mejoramiento de la nutrición de cafetales y el secado mecánico”, que nos da la certeza de recuperar el tiempo perdido y proyectarnos con ilusión hacia el futuro. ¡¡¡GRACIAS SEÑORA GOBERNADORA!!!

Visitas: 0