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Por Alber Deylan/ Redactor Cultural Eje Noticias

Recuerdo el día que llegué a la sala de Redacción de La Crónica del Quindío a cumplir mis actividades diarias y encontré una caja que venía desde Bogotá, el remitente era el Dr Otto Morales Benítez, contenía por lo menos 50 libros, de ellos, 30 eran de su autoría. De nadie hasta la fecha he recibido tan significante detalle como este. 

Los fines de semana parecen ser iguales, la semana anterior, fue la muerte del escritor Oscar Collazos, algo muy parecido sucede la semana anterior, volver a registrar esa noticia de amigos que en el camino de nuestras vidas se conocieron y que hoy, han partido para siempre.

Manifiesto que desde hace muchos años conocía al maestro Otto Morales Benítez, aun estudiando bachillerato asistí a una reunión en el Concejo Municipal de Riosucio y allí estaba junto a otras personas de la cultura nacional y que son de La Perla del Ingrumá entre ellas Gloria Inés Palomino, directora de la Biblioteca Pública de Medellín, Sonia Cárdenas, César Valencia Trejos y todo el equipo del Encuentro de La Palabra. Lo primero que le escuché fue una prolongada carcajada y después entendí que era su característica, pero a la vez queriendo decir que cuando se refería a la identidad y a la custodia de lo auténtico, esto lo manifestaba con entusiasmo y dinamismo, allí conocí su famosa frase ‘En defensa de la provincia debemos librar todos los combates’, al instante entendí su apego por lo local y sus denodados estudios por lo indoamericano, cada uno de ellos desde lo que pertenece, pero hacia una globalización que a veces se convierte en contraste, las cuales se sumergen en confusiones, pero Morales Benítez lo tenía muy claro y era que pregonaba que entre la localidad y lo global siempre habrá un punto de atracción, que era la comunicación.

Y una forma de comunicarse, era con los más de 150 libros que llegó a publicar y los miles de lectores que todos los días se convertían en materia de consulta; hoy seguramente ese amplio legado que dejó, serán insumos prioritarios para ahondar en el rescate de la identidad.

Años más tarde y ya con un conocimiento de quién se trataba, asistí a varias reuniones en la ciudad de Manizales y Pereira, donde no dejaba ocultar su amor por Riosucio, su patria chica en la cual había nacido un 7 de agosto, de 1940, día exacto de la Fundación de esta municipalidad al occidente de Caldas.

Ya instalado en la ciudad de Armenia, el nombre de Otto Morales estaba en todos los rincones de la capital quindiana; era cofundador de la Universidad del Quindío y de varias instituciones cívicas de la Ciudad Milagro, su nombre estaba en boca de las autoridades cívicas, militares, eclesiásticas y de las personas más prestantes de esta ciudad.  Cuando la Uniquindío cumplió los 30 años, desde Bogotá el Dr Morales Benítez y con su carcajada inolvidable me manifestó que nos encontráramos en el acto central, y así fue, en el despacho del Rector de ese entonces me presentó como un paisano de él y un hijo de Riosucio, situación que me llenó de orgullo.

Una vez cumplida la Agenda por parte del Dr Otto Morales, le solicité que visitara el periódico La Crónica al cual prestaba mis servicios y no dudó en hacerlo;  allí en la sala de Gerencia le acompañaron el director del medio Ex gobernador Rodrigo Jaramillo, el Gerente Marco Horacio García, el Jefe de Redacción Carlos Silva y yo que estaba allí, presidiendo dicho encuentro, también estaban entre otras personas Ruby García y personalidades calarqueñas.

Días después fue cuando a la sala de Redacción, la recepcionista me confirmaba que me había llegado una caja de Bogotá, Oh sorpresa para mí al saber que era del Dr Otto Morales Benítez, alegría que se complementó cuando al abrirla, encontré gran cantidad de libros de su autoría y de otros grandes intelectuales colombianos.

Después de ello, no había evento en Armenia que no me invitara, gesto que yo agradecía y a los cuales acudía; al igual cada vez que iba a Bogotá, siempre me dirigía a La Torre Colpatria a darle un saludo, siempre me preguntaba por Armenia y cada uno de sus municipios, conocía la historia de este departamento como la palma de su mano. Al salir de su oficina, su despedida era con abrazo, apretón de manos, que complementaba con uno o varios libros, con los cuales recorría la séptima hasta llegar al capitolio.

Hoy, a sus 94 años ha partido un gran amigo; humanista, abogado, intelectual, periodista, escritor, ex ministro de Estado, Pre candidato presidencial y un liberal de aquellos que estaban no por un color, sino por unos ideales. Ha dejado de existir el más grande riosuceño, orgullo de los caldenses y ejemplo para Colombia. Sus exequias se realizarán este jueves en el Gimnasio Moderno de Bogotá. ¿Qué me resta decir?, simplemente gracias por el legado a los colombianos y paz en su tumba.

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