Por: Jota Domínguez Giraldo

Especializado en Derecho Constitucional. 

Este gobierno, como el anterior, y el anterior y el anterior, ha anunciado una nueva reforma constitucional, porque el actual presidente de la República tiene nuevos intereses, y esos intereses son los que hay que buscar y proteger para beneficio de quien la propone.

Todos los países del mundo hacen constituciones con ánimo de permanencia, pues una constitución señala una forma de vida a una comunidad. Aquí en Colombia parece no importar que cada nuevo gobernante le ponga otras nuevas y distintas condiciones a sus habitantes cada cuatro años, o cada que le parezca que debe hacerlo. Solo basta con tener unos cuantos súbditos congresistas dispuestos a satisfacer esos intereses (que los hay), y a estrenar nueva reforma.

Bueno, estamos ante una nueva reforma, queramos o no, solo porque lo quiere el presidente de la República. Y listo.

El proyecto de acto legislativo número 18, radicado por el presidente Santos al Congreso de la República en la Comisión Primera del Senado tiene en su Artículo 6, solicitar la reforma del actual Artículo 171 de la Constitución Política, así:

“El Senado de la República estará integrado por ochenta y nueve miembros elegidos en circunscripción nacional. Se elegirá además un senador por cada uno de los departamentos con menos de 500.000 habitantes, de acuerdo con el último censo poblacional.

Habrá un número adicional de dos senadores elegidos en circunscripción nacional especial por comunidades indígenas.

También formará parte del Senado de la República el ciudadano que haya ocupado el segundo lugar  en la elección presidencial…”

Y otros ítems más que no afectan para nada su no publicación o no conocimiento. (frase del autor de este texto).

Actualmente se eligen 100 senadores nacionalmente. Y de esos elegidos, ninguno es de las entrañas quindianas, así hayan nacido aquí, y tampoco hay senadores elegidos nacidos en los departamentos con escasa población, como el nuestro.

Como los departamentos de escasa población no tienen senador, se busca una representación para ellos y, en consecuencia, se lleva este proyecto de reforma para que estos departamentos tengan, mínimo, un senador. Y eso está bien.

Departamentos con menos de 500.000 habitantes son: Chocó, 495.151; Caquetá, 471.541; Casanare, 350.239; Putumayo, 341.034; Arauca, 259.447; Guaviare, 109.490; San Andrés, 75.801; Amazonas, 75.388; Vichada, 70.260; Vaupés,  43.240, y Guainía, 40.839.

Estos datos son tomados con las proyecciones que hace el DANE al año 2014, basados en el censo de población del año 2005. Se colige, entonces, que estos departamentos tendrán  su senador. Felicitaciones.

Y el Quindío, ¿entonces qué? Pues, como siempre, nada.

Según el censo del año 2005 y sus proyecciones al 2014, en el Quindío habitan por estas fechas 562.114 habitantes, lo cual nos deja por fuera de los departamentos con menos de 500.000 habitantes, y, entonces, nos toca que seguir peleando con los departamentos de mayor población. Así las cosas, esta reforma, que nos daba el “papayazo” de tener senador directamente, nos pone otra vez a mendigar ante el gobierno nacional para que en la reforma incluya esta unidad territorial que merece por derecho propio un representante en el Congreso, que dignifique la clase honrada, trabajadora, laboriosa y honesta, que es casi toda en nuestro amado Quindío.

Y esa labor de pelear para que el Quindío tenga su propio senador, según esta reforma, la deben dar nuestros actuales tres representantes a la Cámara, pues se trata de favorecer los intereses del departamento y, en un futuro, los de ellos mismos. Y también es la oportunidad para que aquellos que sin ser de nuestro departamento han posado y osado decir ser los senadores nuestros, puedan cumplirnos, y también, por qué no, incumplir.  Ya el primer debate dijo que sí a un senador para los departamentos con menos de 500.000 habitantes. Al Quindío le faltan siete debates para buscar ese derecho. Veremos. Estamos avisados.

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