Por: Libardo García Gallego  (libardogarciagallego@gmail.com)

A veces nos cansamos de ver los mismos problemas, los mismos y peores crímenes, las mismas necesidades, las mismas actitudes populares, los mismos engaños. Es como si estuviéramos estancados en el devenir histórico, girando siempre en el mismo remolino. Aunque quienes observamos, poco o mucho, con los lentes, opacos o claros, del Marxismo, somos por lo regular optimistas en cuanto al rumbo ascendente de la humanidad, en ocasiones nos sentimos desfallecidos considerando que estamos cayendo ya por el despeñadero, sobre todo cuando muchas personas  siguen ciegamente tras los limosneros, promeseros y enemigos,y cierran sus oídos a nuestras opiniones y consejos.

Esto va acompañado de la prevalencia temporal de todo lo antiético: corrupción, arribismo, utilitarismo, egoísmo, violencia, insolidaridad, desprecio por la vida de los demás. De seguir estos antivalores, todo es válido para nuestra supervivencia, inclusive la pérdida o compraventa de la dignidad personal.

En la época electoral es cuando más afloran estas debilidades: unos corren detrás de un mendrugo que no les hace falta, otros porque aspiran a un empleo y la condición es acompañar a X ó Y candidato(a), otros llenos de pavor bajo la amenaza de perder el empleo, unos más pelean por el erario local, regional o nacional; los menos ambiciosos y más hambrientos se apuntan para el almuerzo o el tamal que distribuyan el día de elecciones.

Aquí es donde se demuestra la habilidad trapisondista y aranera de los candidatos, así como el nivel de instrucción, la capacidad de análisis y los intereses de la población al escoger por quién votar. También se ostenta el grado de autoestima y de dignidad personal.

Un pueblo ignorante de las diferencias entre los sistemas socioeconómicos y políticos, qué es una clase social, qué son el valor y la plusvalía, cuáles son y cuál es el papel de los aparatos ideológicos del Estado, por qué se producen las crisis económicas; cuáles son las necesidades de la población a la cual se pertenece y cuáles las alternativas económicas, sociales y políticas que deben realizarse para enfrentar las dificultades en cada momento, cuáles son las hojas de vida de los candidatos, etc., no estará preparado para elegir a conciencia, es decir, para prever las consecuencias de su decisión. En otros términos, son las personas que votan a ciegas, de manera irresponsable, sin importarles el futuro de su comunidad, contentándose sólo con lo poco que consiguen para sí mismos.

Se invita a los quindianos y quindianas a tener en cuenta esta reflexión antes de escoger su candidato(a) a la Gobernación, a la Asamblea, a la Alcaldía de su Municipio, a su Concejo o a su Comuna.www.neopanfletario.blogspot.com/

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