Pasión de amor o pasión de sufrimiento, una mezcla que juega en torno a la corporación Deportes Quindío el equipo de los afectos que hoy tiene dos compromisos, el lío en los estrados judiciales y su sueño de regresar a la categoría A.

Por José Octavio Marín Naranjo

Un triunfo en condición de local y un empate frente a Leones en Bogotá, suma en sus dos primeros juegos el Deportes Quindío en el arranque del torneo del segundo semestre en la categoría B.

El cuadro de Oscar Quintabani con estos puntos aún no convence, deja la sensación que al equipo le falta ritmo y en definitiva jugadores representativos que le otorguen la consistencia de un plantel con solidez y estructura, situación que no se pudo conseguir gracias a la tozuda actitud de su dueño Hernando Ángel, quien sigue pensando como mercantilista en la formación de jugadores, que en ascender el equipo y ganar títulos en la rama profesional.

Es evidente que el torneo apenas está comenzando, que aún queda mucho trecho por recorrer, pero la experiencia nos indica que cada vez que el equipo arranca sumando en la tabla termina golpeado y avasallado en materia no solo de resultados, si no de desilusión para su fanaticada, que cada año ve cómo se esfuman las probabilidades de asegurar de nuevo un cupo en la rama de los mayores.

 

El uno se ayuda del otro

 

Los fatales errores administrativos y técnicos de estos dos caballeros dejan entrever que sus propósitos siempre serán mezquinos contra la ciudad y el equipo, el uno se ayuda del otro, pero al final el sueño de la hinchada no termina aun teniendo a sus espaldas cantidad de decepciones y muy por el contrario, siempre alientan una posibilidad de retorno a la máxima categoría.

Y aquí en medio del desencanto, surge una razón, seguir al equipo como lo hacen los medios de comunicación que cada ocho días permanecen atentos a cubrir cada partido a través de sus estaciones o medios periodísticos, igual como lo hace El EJE RADIO con el mundialista Cristián Marín en los comentarios y el espectacular relato de Oscar Cantillo; y esa razón es una sola, el amor y la fidelidad por la casaca cafetera, pues en cada partido brota esa pasión indescriptible que significa el fútbol, pero ante todo el Deportes Quindío.

Esto apenas comienza, y mientras en los estrados judiciales se debate la real propiedad del club, donde se espera el avalúo solicitado por el juzgado correspondiente al valor real de la institución para calificar finalmente quién es su verdadero dueño, fallo que por lo demás, lleva tres instancias a favor de la ciudad. Entonces digamos como conclusión, que en las canchas y en las tribunas se juegan los verdaderos partidos con un gran sueño, siempre el triunfo del equipo de los amores, mientras en las salas del Palacio de Justicia se espera la calificación del proceso.

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