El señor en su carrito de tintosSala de Redacción/Eje Noticias

Esta es una historia que refleja la vida cotidiana de familias enteras que de manera permanente siguen abandonando el campo, para engrosar la larga lista de desempleo y deben acogerse al empleo informal.

Todos los días, a las 4 a.m, Israel Sánchez  con 60 años encima, se levanta a preparar los 10 termos a los que los llenará de tinto, café y colada de avena, tres horas después sale de su casa ubicada cerca al terminal de transportes y toma la cra 18, otros días la 19 hasta que llega a la plaza de Bolívar, a esas alturas ya se ha vendido los primeros tintos; sigue su ruta sobre la avenida Bolívar y cuando el sol se encuentra en su punto de equilibrio, o sea al medio día, ya se encuentra ubicado en el Hospital San Juan de Dios, lugar que prefirió escoger desde hace 8 meses porque allí hay una clientela fija. Este es su punto central hasta que son las 9 de la noche, a esta hora decide tomar su propio carrito de tintos, que monta él mismo y como si fuera de balineras, toma el descenso desde el centro hospitalario hasta su residencia.

A las 10 de la noche está de nuevo en su casa, descansa 6 horas y a las 4 a.m empieza de nuevo su rutina, desde los 15 años está en medio de fincas, pero hace 8 meses le ha tocado que salir a la ciudad y manifiesta que no quiere volver a coger Café a los municipios cordilleranos, donde no hay finca que no conozca porque todas las ha recorrido, el motivo es que el café se acabó y que muchos dueños de fincas las están tumbando o las están vendiendo.

La historia real de don Israel es la misma de otras familias que entre muchas circunstancias, les ha tocado abandonar el campo y emigrar a la ciudad a engrosar la alta lista de desempleo. Otro motivo y que no lo conoce ni don Israel ni otras familias es que, cuando los patrones les dicen que van a vender la finca, es porque esa pedazo de tierra pasará a otros compradores, y no es que sean cafeteros, simplemente son empresas que no van detrás del Café, van detrás del oro y aquí hay que hablar de otro tema, como es la Megaminería. Es entonces un buen momento para preguntarnos sobre el estado de los campesinos en unos cuantos años. A este paso, cada día la población urbana de Armenia aumentará, y con el mismo ritmo, también lo hará el desempleo, las ventas ambulantes y la miseria.

Visitas: 0