Por: Andrés F. Zapata
Conductores irresponsables, Pésimos comportamientos al volante
En indefinidas ocasiones, nosotros como habitantes de la capital quindiana hemos reprochado la falta de una mejor infraestructura vial, con vías alternas, las suficientes señales de tránsito y el personal necesario que se encargue de regular y controlar los numerosos problemas en cuanto a la movilidad vehicular se refiere. Pero a esta realidad, hay que sumarle el hecho de que también somos nosotros mismos, como conductores o peatones quienes contribuimos significativamente a este caos y que a diario lo hacemos de una u otra forma, dedicándonos únicamente a criticar, pero sin ser conscientes de que son nuestros actos los que más afectan a todos.
Un claro ejemplo tanto de la falta de señalización y presencia de autoridades de tránsito, como de irresponsabilidad por parte de conductores lo vemos reflejado en esta imagen tomada por el barrio Galán.
Se está volviendo costumbre que conductores de vehículos pesados tomen la calle 9 en dirección hacia la carrera 19. Allí, lógicamente sin el suficiente espacio para girar causan permanentes trancones y el riesgo de que colisionen contra otros vehículos que se encuentren parqueados.
Otra situación recurrente que tiene que ver con el mal comportamiento de los conductores es la del estacionamiento de sus vehículos en zonas prohibidas, o en lugares donde se sabe que si lo hacen van a afectar al resto de conductores.
De esto vemos a diario en cualquier sector de la ciudad y ante esto nosotros mismos como conductores debemos evitar el no perjudicar a los demás y como segunda medida, las autoridades deben ser más rigurosas en sancionar a los irresponsables.
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Un Sistema de Salud que nos afecta a todos
Una situación de suma complejidad por su importancia y necesidad, y de la cual todos como seres humanos esperamos tener siempre a la mano es el tema de la salud. Tema que tristemente en nuestro país y localmente en nuestro departamento se vulnera y corrompe de la manera más vil, perjudicando prolíficamente a cientos, miles de usuarios que terminan siendo víctimas de un sistema que únicamente vela por los intereses de sus dueños y no por el bienestar de las personas.
Es triste ver como la gran mayoría de nosotros los ciudadanos, que pertenecemos al “común denominador” tengamos que pasar por tantas trabas y negligencias para poder ser atendidos cuando de algún quebranto de salud se trata, ir de clínica en clínica a ver en cual nos atienden, rogar por una buena y oportuna atención por parte de médicos y funcionarios, soportar infinitas filas y aglomeraciones de personas para reclamar medicamentos o poder autorizar exámenes.
Esto, solo por mencionar algunas de las complicaciones que como usuarios tenemos que aguantarnos a diario, pero como en todo, existen distintas posturas y en este caso, las injusticias de un sistema de salud paupérrimo y desgastado afecta igualmente a los funcionarios de este sector. Médicos, enfermeros, auxiliares, administrativos y demás empleados de los centros de salud, entre los que se podría contar también a los que hoy hacen una carrera en pro de ejercer esta labor, constantemente protestan contra la mala administración que se les da a la numerosas entidades prestadoras de salud o EPS y que terminan limitando y entorpeciendo sus labores por las deudas millonarias que se van creando hacia los hospitales departamentales.
Esta semana no más se presentó una nueva marcha por parte de este gremio, en donde con justa razón, rechazaban los malos manejos administrativos que a nivel departamental y nacional están dando a estas entidades. Entidades que pululan en todo el país y en nuestro territorio quindiano, precisamente por las millonarias cifras que sus dueños sacan de allí, pero sin tener la consideración necesaria para pensar en que estas acciones son las que influyen notoriamente en el pésimo sistema de salud que hoy tenemos los colombianos.
El clamor general de la ciudadanía es por un digno derecho a la salud y por mejoras en un sistema en el que prima la corrupción y la mala administración.
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