10695000_10152435886043635_706771756_nEl médico Antonio Correa es el director de la Secretaría de Salud del Quindío, se destaca por su seriedad, rectitud, y profesionalismo. Se declara hincha del Independiente Santa Fe, siendo quindiano de corazón, vio jugar de niño un clásico capitalino y de allí nació su amor por el expreso rojo, aunque no le pierde huella al Deportes Quindío. 

Fue director del Hospital de Montenegro, y médico en varios centros hospitalarios, se especializó en medicina administrativa donde ha obtenido grandes éxitos profesionales. Hoy forma parte del gabinete de la gobernadora Sandra Paola Hurtado y en sus manos estuvo la responsabilidad de ejecutar la transición de la anterior Seccional de Salud a Secretaría. En Montenegro sus amigos lo vienen invitando para que sea candidato a la alcaldía municipal, un objetivo que por ahora no descarta, la verdad sería un excelente alcalde. 

EJE NOTICIAS: Médico bienvenido, ¿Cómo está usted?

ANTONIO CORREA: Octavio, como esta? Muchas gracias por la invitación.

E.N.: Doctor Correa lo vemos siempre en la actividad balompédica, ¿hincha de que equipo?

A.C.: De Santa Fe. Es una historia un poco extraña porque uno de los primeros recuerdos que tengo con respecto al fútbol fue estando muy niño en un partido entre Santa Fe y Millonarios, ese día los cardenales jugaron muy bien, ganaron, y desde ahí creció mi gusto por el equipo. Yo soy bogotano, aunque tanto mi padre como mi madre son de Montenegro. Nací en Bogotá porque para el tiempo del parto mi madre tuvo una complicación que no pudo ser atendida en el departamento, entonces la remitieron a la capital.

E.N.: Hombre doctor Correa, pero eso a que sabe ¿Ser casi quindiano e hincha del Santa Fe?

A.C.: Pues mire que es muy gracioso, pero se acostumbra uno a disfrutarlo bastante. Al hacerme hincha de Santa Fe he estado acostumbrado a sufrir, me gozo los triunfos cuando los hay, me entristezco en las derrotas pero siempre estoy ahí. Este fin de semana pasado le ganamos a Millonarios y eso es algo muy emocionante. Solo lo he visto salir campeón una vez y por eso digo que los pocos triunfos aunque sufridos me los gozo mucho más. Obviamente por el Deportes Quindío también siento un gran aprecio, es mi segundo equipo y pues lógicamente me duele verlo en la B.

E.N.: Y la familia qué? Radicada en Montenegro? Cómo fue su niñez?

A.C.: Si, toda la familia en Montenegro. En cuanto a mi niñez puedo decir que fue muy feliz, muy tranquila. La mayor parte la pasé en la finca de mis abuelos y me la pasaba jugando, corriendo en los potreros detrás de un balón, saltando de árbol a árbol comiendo guayabas y guamas directamente de los árboles. Lastimosamente hoy en día los niños han cambiado todo eso por una Tablet o una Play Station. Nosotros tuvimos la fortuna de tener el río al lado y me siento muy bien hoy en día cuando por ejemplo vamos con la señora gobernadora a las fiestas del campesino a revivir nuestras raíces.

E.N.: ¿Cómo ve este cambio, saber que antes la juventud se la pasaba en el campo y ahora solo pendientes de la tecnología?

A.C.: Siempre se añoran esas épocas, pero actualmente tratamos de revivirla visitando cuando podemos una pequeña parcela familiar, en donde podemos recordar estos buenos tiempos y además compartirles a nuestros hijos eso tan bonito que es el contacto con el campo y la naturaleza.

E.N.: ¿Pero qué opina usted de la llegada de tanta tecnología?

A.C.: A mí me gusta mucho, soy amante de la tecnología, además del hecho de que es muy provechosa. Pero a la vez me da tristeza ver como los niños y jóvenes de ahora se dejan consumir tanto por estos aparatos y no dan espacio para montar en bicicleta, practicar algún deporte o jugar lo que nosotros cuando éramos niños. La vida ahora se ha vuelto muy sedentaria, antes éramos muy atléticos por mantener jugando y corriendo, ahora los jóvenes solo se la pasan metidos en estos aparatos y pienso que no es lo ideal.

E.N.: Bueno doctor, amante del fútbol ¿Todavía juega?

A.C.: Si claro, ahí hago el intento. No soy muy buen jugador pero las ganas y la pasión por este deporte hacen que uno se anime a jugar por ratos. Me considero un amante del fútbol, e incluso en mi carro cargo un par de guayos y una pantaloneta por si me dan ganas de jugar. Aunque tuve una lesión a costa del futbol, solo esperaba el momento de recuperarme para volver a jugar. Me encanta este deporte, soy fan número 1 de la selección Colombia, estoy ahí así ganemos o perdamos y a pesar de que también practico y me va bien en otros deportes, es el fútbol el que más me motiva.

E.N.: Muy bien médico… ¿Aún viven sus padres, cuántos hermanos?

A.C.: Si gracias a Dios mis padres aún viven, mis abuelos aunque ninguno vive ya, fueron una pieza fundamental junto con mis padres en mi formación como persona. Mi papá José Antonio Correa, conocido comandante de Bomberos de Montenegro, toda su vida comandante, 46 años al servicio de esa entidad y del municipio. Hoy en día es el único mayor de bomberos que vive en el país. Mi madre también montenegrina, una gran líder cívica, con un arraigo conservador tremendo y el con un arraigo liberal, ahí salió la mezcla del hijo.

Tengo cuatro hermanos por parte de mi papá, yo soy el mayor. Tengo dos hermanas que se dedicaron al tema de la salud, una en la parte estética y la otra como enfermera, un hermano que está estudiando derecho y el otro hermano que hace diez año decidió hacer su vida en U.S.A.

E.N.: Por qué la medicina? Por qué se inclinó por esta profesión?

A.C.: Fue algo gracioso. Dentro de la familia teníamos a un amigo muy cercano, el doctor otorrino Gustavo Murillas, presidente del Club de Leones, él iba a mi casa y me gustaba como la gente lo recibía con cariño por ser médico. Aparte de eso en la finca del abuelo, el tenia marraneras y yo le ayudaba cuando habían marranas en el parto, por ese lado fui aprendiendo. Fue curioso también cuando veterinarios de fincas aledañas me llamaban para que les ayudara en estas mismas labores. Ahí fue naciendo un amor por la vida, pero luego lo quise direccionar hacia el ser humano. Otro de los grandes motivos fue el hecho de que mi abuela murió a temprana edad mía y estoy seguro que con una mejor asistencia aun estaría con vida. Esa fue otra de las grandes motivaciones. Le puedo decir que desde muy niño ya tenía la seguridad de que quería ser médico.

E.N.: ¿Alguna especialización?

A.C.: Si, luego de trabajar siete años para el hospital de Montenegro, llegó un gerente que me vio ciertas capacidades de trabajo y me dijo que necesitaba un coordinador médico en el hospital de Quimbaya. Y aunque de eso no sabía, decidí acceder y trabajando en esa coordinación fue que decidí hacer la especialización en administración de la salud.

E.N.: Bueno, fue director del Hospital de Montenegro, donde más?

A.C.: Fui cuatro años coordinador médico en el hospital de Quimbaya, toda la parte asistencial, de coordinación, cuestiones de urgencia, consulta externa, todo esto lo encabezaba yo. Logramos que la gente volviera a creer en el servicio de urgencia, había mala atención y estaba totalmente desacreditada, y la logramos posicionar. Luego le apuntamos a la gerencia del hospital de Montenegro y lo logré. Fue una experiencia muy gratificante porque sentía que le estaba devolviendo al pueblo que me vio crecer todos mis conocimientos en pro de la comunidad. Fueron muchos logros los que alcanzamos cuando estuvimos allí en el hospital.

E.N.: Que alegría, hoy usted ya es Secretario de Salud. ¿Cómo fue esa transición de instituto a Secretaría?

A.C.: Una de las cosas que le agradezco a Dios es que la señora gobernadora me haya dado la oportunidad de entrar a la Dirección Seccional de Salud. Cuando entramos nos encontramos a una entidad completamente abandonada, desorganizada, con cantidades de procesos sin ponerse en marcha. Entonces así fue que le pedí a la gobernadora que liquidáramos esa entidad, para que luego el 25 de septiembre del 2012 naciera la Secretaría de Salud del departamento, ahora con una excelente coordinación y administración.

El médico Correa estima que los hospitales y centros de salud tienen que sobrevivir en esta crisis de la salud que padece el país, los municipios y los alcaldes de la cordillera deben tener la absoluta certeza que el gobierno departamental no los va a desamparar y que evitarán a toda costa los paseos de la muerte, todo ciudadano tiene derecho a la salud, a una buena y oportuna atención, que los médicos y enfermeras permanezcan en sus sitios de trabajo.

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