caballoPor: Oscar Hincapié Vallejo

Son las cuatro de la mañana y don Luis Ángel Delgado se prepara para iniciar otro día más de labores conduciendo su vehículo de tracción animal, el cual le da el sustento para él y su familia.

Después de un delicioso baño y tomarse un caliente café quindiano, este hombre, que desde 1955 se dedica a este oficio prepara el salbao y la miel para darle el desayuno a su fiel compañero, el caballo,  ese semoviente que cada día le acompaña en su labor,  y que juntos se pasean por las calles de Armenia en busca de acarreos y transporte por toda la ciudad.

A eso de las seis y treinta de la mañana llegan al sitio donde todos se reúnen (calle 17 con carrera 21), donde 152 compañeros más se apostan para prestarle el mejor de los servicios a la comunidad que les requiere.

Lo primero que hay que hacer es conseguir para los dos kilos de  salbao y la bolsa de miel para el primer golpe del caballo; luego, a realizar para la comida de la familia;  y así pasan los días, los meses y los años de estos hombres que ayudan a hacer patria a través de su oficio.

Son muchas las historias que uno se encuentra en este sitio y que están encarnadas en los hombres que se dedican a este menester.

Le cambiamos el caballo por una moto

Eso fue lo que un día les propusieron por intermedio de la SETTA, y con el auspicio de una empresa que distribuye motocicletas; y el negocio es sencillo: usted me da el caballo y nosotros le damos una moto que arrastra 500 kilos de peso.

Por intermedio del gobierno nacional, y ante una ley que se quiere implementar,  a estos señores se les propone este cambio que para ellos es el peor de los negocios, empezando porque si los contratan, por ejemplo, para llevar un viaje de guadua, no lo pueden hacer porque en el volcó de la moto no cabe.

Los gastos se incrementan y no es lo mismo mantener un caballo que una motocicleta.

Cada rato, dice Luis Ángel, vienen y nos dan una charla, nos llevan a la SETTA, pero hasta el momento nada de nada.

Tenemos una agremiación que consta de diez personas que conformamos la junta directiva que aglutina a más de 150 hombres, pero que la gran mayoría no está de acuerdo con el famoso cambio que se viene gestando desde el año pasado.

¿De dónde sale la idea?

De un señor que parece ser un comisionista que trabaja para una empresa de motos, el que nos dice ese cuento del carro moto; por ahora no quiero saber nada del cambio; hay lugares a donde no entra la moto, hay productos que no se pueden llevar en ese aparato.

Le soy sincero, amigo periodista, por aquí la alcaldesa no se ha asomado a hablarnos del tema, eso sí cada que hay campaña todos llegan a prometer el cielo y la tierra, y a mí se me cayeron los dientes de oír promesas que nadie cumple; es que le repito: vivo de esto desde 1955, y de esa época a esta he visto correr mucha agua debajo del puente.

Gracias a ustedes por preocuparse por nosotros, porque uno escucha en la radio y ve en la televisión que nos piensan proponer algo o disque mejorar, pero parece ser que se pierden de dirección cuando tienen que buscarnos.

El rebusque diario

Desde que uno se levanta es pensando en conseguir lo del diario para el caballo y para uno, y usted se imagina si nos dan el tal moto carro para conseguir el pase, el rodamiento, el garaje, la gasolina, la comida para la familia.

Yo, por ejemplo, vivo con mi hija, mi yerno y mi nieto, porque soy viudo; hay que reconocer que los señores guardas de tránsito nos respetan y no nos persiguen, porque esto no es como antes que la gente convertía la carretilla en cantina y en transporte para la gente; ahora, nosotros establecimos unas reglas que hay que respetar, y por eso también es que nos preocupa lo que pueda pasar con el cambio, si es que se da.

El horario que utilizamos es de siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, máximo; estamos muy atentos del cuidado del caballo y de los compañeros que ya no pueden trabajar; a ellos les ayudamos, carecemos de seguridad social, solo tenemos lo del SISBEN, de resto, nada; por ejemplo, no aspiramos a una pensión.

La verdad que hay días de 40 o 50 mil pesos, los cuales utilizamos muy bien, es que hay que pagar servicios, mercar, pagar parabólica, comprar clavos, herraduras, salbao, miel y los gastos personales.

Es crítica y preocupante la situación de un sector de ciudadanos que hacen parte de la ciudad y que esperan que las autoridades los miren con otros ojos.

Ellos no quieren más promesas que no les vayan a cumplir, ni más políticos que lleguen y los quieran enredar, ya están muy mayorcitos, dicen, como para que los enreden.

La gente a veces los censura debido a su oficio, pero si un caballo resbala o se cae, no es que sea premeditadamente, simplemente es porque son los gajes del oficio, un oficio que a veces no da para mantenerse, como la mayoría de las labores del sufrido pueblo colombiano.

Señora alcaldesa, señora gobernadora, señores diputados, señores concejales: estos 153 hombres que representan a igual número de familias requieren de un especial cuidado, y de veras que vale la pena hacer algo por ellos.

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