5109a4686cimprudente1Por: Andrés F. Zapata

La falta de cultura y la irresponsabilidad, llevan a que ciudadanos cometan todo tipo de imprudencias sobre una motocicleta, incluso a que por la misma necesidad, transporten a su familia en ella, exponiéndose ellos mismos y sus seres queridos a graves accidentes.

En la capital quindiana pululan las motocicletas, cada vez son más los habitantes que adquieren este medio de transporte con el fin principal de mejorar la calidad de vida de ellos y de su familia, pero al mismo tiempo, llevando a la ciudad a sumirse en inmensos y eternos trancones, aumentando las posibilidades de frecuentes accidentes que ponen en riesgo no solo su integridad, sino la de peatones y demás conductores.

Es cierto que por naturaleza, nosotros los seres humanos, siempre estamos buscando el progreso, la evolución. Este progreso se puede reflejar a nivel general en ámbitos como el personal, económico, profesional o familiar; siempre pensando en que esto represente cambios positivos y beneficios para nuestras vidas.

Dentro de esos progresos, la adquisición de productos y elementos que nos provean beneficios, es considerado como un avance personal. Y dado que el transporte equivale a una parte de suma importancia para la vida cotidiana de cada persona, día a día los ciudadanos y personas de cualquier rincón del país se den la oportunidad de adquirir en primera instancia, una motocicleta que les permita desplazar más fácilmente a ellos y a sus familias.

Por este lado todo está muy bien, como lo mencioné, las personas siempre buscan progresar. ¿Pero entonces en donde está el problema?

Antes que nada, no quiero entrar a polemizar, ni pretendo que esta nota sea malinterpretada, ni mucho menos ofender a alguien, solo quiero dar un punto de vista basado en hechos reales, mencionándolo a modo de denuncia.

Al ser la motocicleta un medio de transporte útil, pero a su vez básico, económico y por ende de fácil adquisición, cada vez son más las personas, jóvenes y adultos que tienen la posibilidad de adquirir estos vehículos. Unos dan muy buen uso de este: respetan las normas, cumplen los requisitos, mantienen en perfecto funcionamiento su máquina, utilizan todos los elementos necesarios para su protección, y algo muy importante, nunca llevan sobrecupo.

Lamentablemente así como existe este tipo de personas, también están los incultos, irresponsables y atravesados, que por el solo hecho de estar sobre su motocicleta se transforman, convirtiéndose en unos animales tras el timón. Aceleran en zonas prohibidas, se meten por donde no caben, se suben a las aceras invadiendo el espacio público, parquean donde quieren, hacen piruetas mientras van andando, se pasan semáforos en rojo, viven de afán y a toda velocidad… en fin, una cantidad de situaciones que hacen de estas personas, ciudadanos repudiables e incluso peligrosos para la comunidad.

Aparte de estos personajes, que bajo toda circunstancia se comportan como unos animales, también existen los que puede que sean motociclistas ejemplares, aquellos que pertenecen al primer grupo de personas que describí, pero que bajo distintas circunstancias y por la necesidad, cometen un error gravísimo y de suma peligrosidad: transportar a toda su familia en un mismo viaje. Si, son personas que llevan a su pareja, a su o sus hijos, e incluso hasta la mascota, por el solo hecho de ahorrarse unos pesos en bus o en taxi.

Este hecho es tan irresponsable y peligroso como el mismo hecho de andar a toda velocidad y pasarse semáforos en rojo.

Nada justifica un sobrecupo en una moto. Estos vehículos al ser de dos ruedas, obviamente pierden mucho más fácil la estabilidad aumentando en un 60 o 70% el riesgo de accidentarse; el espacio de una moto esta acondicionado únicamente para dos personas, ni uno más; para el conductor, es más difícil manejar con un peso extra. Esto, tan solo por mencionar unas de las limitantes, teniendo en cuenta que lo más importante, es concientizarse de que haciendo esto se está exponiendo la vida de toda la familia.

Hasta cierto punto se entiende, que las personas que lo hacen, es por necesidad y por ahorrarse algo de dinero, pero a decir verdad, unos cuantos pesos de más en el bolsillo, no garantizarán la salud e integridad de sus seres queridos.

A las autoridades competentes les queda continuar con la labor de intensificar los castigos sobre los conductores irresponsables, los cuales son de potencial peligro para la comunidad. Y si usted señor lector es uno de estos “personajes” tras el timón, háganos un favor, venda, regale o deje guardada su moto, o mejor aún, cambie y concientícese de lo que está haciendo.

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