Por Uriel Ortíz Soto 

Esta respuesta la deben dar: padres de familia, educadores y autoridades, pero, lamentablemente no es así; los niños, adolescentes y jóvenes, potencialmente suicidas, están abandonados a su suerte.

No existen unos protocolos claros que permita identificar tan grave problemática social; antes, por el contrario, los potenciales suicidas, muchas veces reciben la reprimenda en sus hogares, el rechazo social y las sanciones disciplinarias en los establecimientos educativos.

Cuántos: niños, adolescentes y jóvenes, en hogares y establecimientos educativos son potenciales suicidas y aún no nos hemos dado cuenta, todo por falta de un manual de convivencia y demás precauciones; todos los días los suicidios de niños, jóvenes y adolescentes, se tornan más sorpresivos, con diferentes modalidades.

Las manifestaciones de un niño, adolescente o joven suicida, empieza por el mal humor, retraimiento, llanto continuo y depresión, entre otras; las causas hay que averiguarlas con diálogo cariñoso y sincero para poder detectar lo que realmente le sucede.

Es alarmante la situación que se está presentado en Colombia con el suicidio de: niños, adolescentes y jóvenes, – de ambos sexos-, sin soluciones concretas a la vista. Los manuales de convivencia no funcionaron y se quedaron en el olvido.

En estas épocas de crisis matrimoniales, que conducen a la separación de sus progenitores, los hijos se ven afectados gravemente; por tanto, padres de familia y educadores, deben estar alerta cuando unos de sus hijos o alumnos demuestran ser suicidas en potencia, por causas tan comunes que son hijas de la misma descomposición social en que vivimos.

Los niños, adolescentes y jóvenes de hoy, se están viendo acorralados por diferentes problemas de tipo familiar y social, que al no ser detectados a su debido tiempo, finalmente terminan en tragedia; nos permitimos identificar algunos de ellos que se han vuelto virales, sin que los padres de familia, educadores y autoridades competentes los identifiquen a tiempo: acoso sexual en sus propios hogares y de particulares, el trabajo forzado, y en el peor de los casos cuando son víctimas de la soledad, se vinculan a las galladas de los barrios donde residen, cogiendo fácilmente el consumo y venta de microtráfico; los bullyng o violencia en los establecimientos, educativos son otros de los factores que los llevan a tomar tan fatales determinaciones.

Por eso continuamos insistiendo que el mejor antídoto para empezar a dar solución a tan delicada problemática social, es optar por la práctica constante y permanente de la cátedra de: Principios y Valores; pilares fundamentales sobre los cuales debe construirse toda sociedad justa y organizada.

En varias columnas anteriores hemos recalcado sobre esta iniciativa, que para hacerla más efectiva sería indispensable, se tramitara la Ley de Principios y Valores, ante el congreso de la República, con el fin que su aplicación y puesta en práctica sea de obligatorio cumplimiento en: hogares, establecimientos educativos y todas las instituciones públicas y privadas.

Su práctica nos llevaría a que todos los días al iniciar las jornadas y al clausurarse las mismas, durante dos minutos entremos en una meditación de riguroso cumplimiento, sacando a flote los errores que se puedan cometer o cometidos durante la jornada que se inicia y termina.

 

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