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Por Alber Deylan

Son muchos los factores y otro de ellos es que el artista nuestro ha caído en el conformismo. No hay organización u oficina que aglutine al sector y emprenda proyectos, cuando abren convocatorias a nivel departamental o nacional, nacen  Ongs para presentar un proyecto, dependiendo si éste es aprobado o no, la organización tiene vida o muere en su nacimiento. Frente a esto, nadie dice nada. Como el Gobierno departamental a estado entre el sí el no en apoyar a personas naturales, nos hemos llenado de Fundaciones, Corporaciones y asociaciones por doquier. El sector es inmune frente a esta situación. Una realidad triste en la cultura local, pero los artistas prefieren callar, porque de lo contrario, no les aprueban los dos pesitos de cada año.

Infinidad son las razones  para que la cultura siga siendo la cenicienta, entre ellas, la desorganización del mismo sector que pulula en los cuatro puntos cardinales y esto hace que no haya una bondad generosa por los gobernantes de turno. La culpa no es ni de ellos, porque este discurso lo desconocen y los artistas tampoco les ayudan a crear ideas y hacerlas realidad. Cuando digo que no les ayudan a crear ideas me refiero a que el artistas no ha valorado su trabajo y a la hora de presentar una propuesta, lo primero que dicen es ‘Vengo a que me colaboren con este proyecto’ y con justa razón, el funcionario piensa que está pidiendo limosna, éste le dice, con mucho gusto le colaboro con estos dos pesitos, frente a los cinco pesos que él solicitó.

A sabiendas que el artista a diario hace un trabajo social, profesional en su actividad y que muchos de ellos tienen estudios superiores, con miles de espectadores que se convierten en seguidores, no se ha atrevido en participar de las justas democráticas, llámese para un Concejo o Asamblea y deja que otros tomen la decisión por ellos, por lo tanto le toca aceptarla quiérala o no, es el artista quien realiza un trabajo permanente de concientización ciudadana y el encargado en llevar alegría y temas de reflexión permanente, su trabajo ha sido hacia el cambio social; ¿Qué ha pasado?, a sabiendas que en el sector existen personas preparadas, se ha sentido temeroso a la hora de presentar su nombre para que voten como candidato, por lo tanto, se arriman a uno de ellos para que les ayude con algún contratico.

En estos momentos de descomposición social de Armenia y el departamento, es la cultura la más importante alternativa para contrarrestar este flagelo, ¿Dónde están las propuestas del sector cultural?, en ninguna parte, estás esperando que la Gobernación abra convocatoria y que les aprueben los mismos cuatro pesitos, de los cuales, les descuentan uno y terminan recibiendo tres y para que les den esos tres pesos, deben hacer maromas a fin de cumplir con una  mínima parte. Pero ni esto pareciera interesarle al sector, esto hace que hayan caído en el conformismo que hasta común lo ven.

Otro de los aspectos por los cuales la cultura sigue siendo la cenicienta, es que entre el mismo sector no existe un diálogo y por el contrario, se mira de reojo el uno al otro, diciendo que yo soy mejor que el otro y que el trabajo del otro no vale tanto como el mío. Aquí prima el individualismo y reflejo de ello, es que a la hora de aglutinar a los creadores, ninguno dice nada, caso especial con las áreas artísticas, nadie quiere saber nada de ellas, una razón es porque precisamente lo particular está por encima de lo colectivo y la otra razón, es el manejo que le han dado al sector desde el ente estatal, quienes coordinan estas áreas, no saben dónde están parados.

Para los artistas, las áreas artísticas, esto es un embeleco y su única función es para que las secretarías que manejan la cultura firmen asistencias y rindan informes diciendo que todo está bien.

Destaco a nivel departamental el trabajo que de tiempo atrás vienen realizando los teatreros, ellos y por iniciativa propia se vienen consolidando.

He sido testigo, que ante el silencio estatal, agrupaciones ha celebrado sus días clásicos, han invitado a los funcionarios, pero ni siquiera saludes envían, frente a ello, vuelvo y repito, el sector cultural no dice nada. Caímos en el más grande conformismo y pareciera que esto no va a cambiar.

El silencio frente a una realidad es el mayor problema. Nos llenamos de Ongs culturales, nos llenamos de oficinas burocratizadas, se han perdido espacios físicos, el tema cultura, no aparece en el discurso de quienes gobiernan y si miramos a nivel departamental, en su mayoría los secretarios de cultura que a propósitos, los cambian cada cuatro meses, los nombran con tres o cuatro cargos más. La única función es realizar las fiestas aniversarias de cada municipalidad. Triste realidad, pero esa es la verdad.

Por todo lo anterior, la Cultura en el Quindío sigue siendo la cenicienta.

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