31Por: Manuel Gómez Sabogal

Quisiera utilizar más palabras,  pero no encuentro. El diccionario no tiene las que deseo escribir en este momento. Y aunque no estoy escribiendo con ira e intenso dolor, lo hago con tristeza, esperando que alguien lea esta nota y sienta un poquito de lo que yo.

No hay derecho a que cuatro indefensos niños (Samuel, Jimena, Juliana y Leiner Vanegas Grimaldo) sean masacrados tan miserablemente y pocos en este país se refieran a un suceso que, en otra parte, ya habría movilizado a todos sus habitantes. Es que se me olvida que estoy en Colombia, país en cuidados intensivos y donde los niños poco o nada importan.

Porque esta noticia parece que fuese a diario, creo que lo es, porque aquí hay balas perdidas, niños que mueren por desnutrición en la Guajira, niños violados, asesinados, noticias que poco o nada interesan.

Cuatro niños asesinados brutalmente y no nos conmueve esta noticia, porque estamos sedados, idiotizados,  totalmente adormecidos y somos indiferentes ante una tragedia tan horrorosa como esta de los cuatro niños  masacrados por asesinos miserables.

¡Maldita violencia! Por todas partes en mi bello país. Un país que tiene todo y donde hay gente buena. Pero, los malos abundan. Están por todos lados, de sur a norte, de oriente a occidente. Narcos, capos, mafiosos, guerrilla, paramilitares. Y también, por el otro lado, algunos miembros del ejército y la  policía con sus famosos “falsos positivos” y sus “equivocaciones cotidianas”. Los corruptos de cuello blanco y muchos de los “honorables” senadores, representantes, diputados, concejales que hacen y deshacen, pero nada pasa con ellos. Andan libres por todo el país.

¡Maldita violencia! En un país donde cada día nos enseñan que debe haber más armas y menos educación. Porque les importa más  que haya armas y no libros. Un fusil cuesta más de $ 15.000.000.oo (Quince millones). Pero no hay para dotar una escuela, ni para que las matrículas en colegios y universidades sean más baratas. No. Aquí, en este país, donde se habla de paz con las armas en la mano, no importa si se asesina un niño, una niña, o una bala perdida mata a una joven que quería ser profesional. Hoy, esos asesinos a sangre fría deben estar disparando en otra parte, en otra ciudad, en otra calle.

¡Maldita violencia! “Violencia, maldita violencia…porque no te empeñas en  cultivar la tierra de Dios. Por qué no permites que salga nueva oración. Violencia, por qué no permites que reine la paz, que reine el amor. Recuerda que duerman los niños en cunas sonriendo de amor. Violencia, por qué no permites que reine el amor…”. ¡Maldita violencia!

“Lo mismo cortan las vidas por el placer de cortarlas. Para que quede la tierra con dolores en el alma.”

“Un funeral de luceros cubre la piel de la patria”. Y Samuel, Jimena, Juliana y Leiner Vanegas Grimaldo se unen a ese funeral de luceros. Paz en sus tumbas.

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