Por: Andrés F. Zapata

A pesar de ser notas ya mencionadas con anterioridad en nuestras páginas, consideramos necesario reiterarlas y traerlas nuevamente a observación, con el fin de que las autoridades o entidades competentes no se sigan haciendo los de la vista gorda y actúen en pro de una solución para la ciudadanía, quien se ve afectada permanentemente por cualquiera de los casos a continuación.

  • El caso de la invasión del espacio público en el centro de Armenia por los vendedores ambulantes es exorbitante. Definitivamente la Secretaría de Gobierno municipal se quedó corta con las intenciones de destinar un espacio para los vendedores de productos perecederos, ya que estos nuevamente invaden cuadras enteras dificultando el paso vehicular.

Y si en este punto los vendedores de verduras dificultan el paso, unas calles más adelante los vendedores ambulantes, ya sea de ropa, de películas piratas, de aparatejos para la casa y un sinnúmero de elementos, imposibilitan tanto el flujo vehicular como peatonal, convirtiendo el centro de Armenia en un mercado persa, dándole un aspecto desagradable y de retroceso a la ciudad.

  • Por otro lado el tema de las motocicletas estacionadas a ambos lados de la calle 21 en el sector conocido como la Chec es otro problema infinito, en donde ni las autoridades se acercan a hacer presencia e intentar hacer cumplir las normas, ¿qué será lo que pasa? porque en otros sitios los guardas del SETTA molestan por absolutamente todo. Qué bueno fuera que algún día pudiéramos ver esta vía con el espacio disponible únicamente para el flujo vehicular y peatonal.

Mucho se ha hablado acerca de la proliferación de indigentes en el Quindío, principalmente en su capital. Para nadie es ya un secreto lo que pasa, salta a la vista que de otras ciudades se están viniendo hacia nuestras tierras para anidar acá. ¿Será que acá se les trata muy bien y hasta viven mejor o qué? No digo que estas personas no merezcan un trato digno por parte de todos, pero simplemente a esta situación se le debe de poner control. No es posible que día a día veamos nuevos “residentes” de las calles. Lo único que falta es que los próximos en instalarse aquí tengan acento peruano, chileno, ecuatoriano, venezolano, argentino, etc…. ni más faltaba.

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