Por: Gilberto Montalvo Jiménez 

Abrevio. Hoy los insaciables bandidos en busca del poder presidencial están mostrándole al mundo la clase de porquerías que son y la capacidad de hacer mal cueste lo que cueste. 

Uribe con su maquiavélica condición de capataz de vereda grita por todas partes, inunda las redes de sus insultos y defiende con insistencia de loco decadente las porquerías de sus aliados. Un viudo enajenado por el poder.

Y una multitud de engendros de la conducta mafiosa sale detrás del mastín a seguirlo a ciegas con la convicción de que “líderes” de todas las mafias son los que deben ostentar el poder omnímodo para afinar las inmundicias.

Escuchar a toda suerte de rábulas-Granados, Lombana- planteándole a un país asqueado de que los insulten y lo crean estúpido, que ese Oscar Iván Zuluaga es víctima de un “montaje” cuando todo el mundo lo ve enconchado en un asiento en una cueva de malandros tratando de buscar informaciones para joderse en los demás contrincantes. Qué clase de individuos de este corte pueden pedir el favor popular cuando su actitud es de mafiosos consumados.

Pero quién puede con el cinismo de estos bellacos. Son el producto de una cultura mafiosa.

Persona que tenga algo de escrúpulo jamás votaría por individuos de esta naturaleza porque hacen parte de una mafia legalizada a través de unos votos espurios conseguidos en el afán de no perder las oportunidades de un poder que en sus manos es elocuentemente la desgracia de una sociedad enferma.

De nuevo la cáfila de las mafias de los Uribe, Álvaro-el patrón-Santiago incluido, y Alberto el del helicóptero de Pablo, José Obdulio, Luis Alfonso, María del Pilar, Luis Carlos, el buen muchacho de Noguera, el de las notarías, Teodolindo, Yidis, Eleonora y la otra  y los 90 malparidos parapoliticos en la cárcel de la cuerda del clan, quieren mantenerse en la cresta así se jodan en estos 47 millones de hijueputas que esperamos algún día un país mejor.

Doscientos o más años de mafiosos de todos los pelambres. Pobre país de mierda.

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