MANUEL GOMEZ SABOGAL

Por: Manuel Gómez Sabogal

De niño, me encantaba ir al circo. Era algo especial porque había gran cantidad de animales, trapecistas, malabaristas, magos, bastoneras y lo mejor, los payasos. Hoy, sin querer hablar mal de algo que siempre me gustó, pero que a todas luces cambió enormemente, voy a referirme al circo. Lastimosamente, este no es un circo de aquellos placenteros, agradables y llenos de alegría. Hoy, me refiero al circo que han montado los políticos en nuestro país. El desagradable circo donde predomina la mentira, el engaño y la triquiñuela para que haya votos y más votos. De resto, sabemos que nada nuevo habrá.

Ya se escucha la fanfarria. Los trapecistas, malabaristas, magos y payasos se disponen a iniciar la función más importante de sus vidas. El público parece ser el mismo y espera a que se inicie la función para aplaudir a rabiar a quienes están acostumbrados a llevar palabras de sueño a sus vidas.

Los trapecistas quieren ser malabaristas y estos a su vez son magos y payasos. Es decir, este es un circo donde encontramos a los mismos actores haciendo las mismas piruetas cada vez que pueden y depende de cómo puedan jugar con sus papeles. En otras palabras, este circo tiene a los mismos con las mismas en lo mismo.

Ahora, algunos cambian de partido, porque les permiten pasarse. O le cambian el nombre al partido y a pesar de su larga experiencia se creen renovadores, pues el nombre del partido es totalmente nuevo. Ellos, no. Hay quienes conversan con los jefes de los otros para hacer los arreglos pertinentes. Unos más querrán ser Concejales y quienes están allí buscarán ser Diputados, porque se cansaron de lo mismo. Y como último recurso, aceptan unirse con políticos de otras tendencias para ganar y para que siga perdiendo el pueblo.

Por eso y mucho más, nuestro país está así y seguirá de mal en peor. ¿Qué nos ganamos con gritar ¡No más! si los políticos son los primeros sordos ante este grito? ¿Acaso no se han dado cuenta que ellos son los primeros responsables de la situación del país? Ellos lo saben, pero se hacen los que no ven, ni oyen, ni entienden. Mandan, ordenan, ponen y quitan. Cuotas aquí, allá y acullá. Buenos o malos, quienes ocupan cargos de mando se sacan o se dejan, lo importante es que sean sus fichas. No interesa si son excelentes. Así lo sean, se cambian, porque la cuota política es la que importa. ¡Volvió el circo!

En este país, aunque todavía no podían estar en campaña desde febrero, ya iniciaron la misma, pues saben manejar opinión e inventan reuniones, fiestas, películas de toda índole. Se inventan partidos y les ponen iniciales para que quede más sonoro el nombre.

Soy honesto al decir que ningún partido vale la pena. Estuve en el partido de la U. Eso no lo voy a negar. Ingresé y luego me retiré del mismo cuando detuvieron al Presidente Nacional de la U por nexos con los paras. Además, otros miembros del partido de la U y de los demás partidos han sido investigados, encarcelados, judicializados y todo lo que usted quiera. Hay muchos que son integrantes de los partidos, pero no tienen honestidad y detesto los deshonestos, además, corruptos.

Colombia, un país maravilloso, acabado por la politiquería de quienes dicen que trabajan por el pueblo. Es decir, hipócritas de cuello blanco. Odio los hipócritas.

Así mismo, y con el debido respeto, creo que todos los partidos son verdaderos circos romanos. Ahora, cuando empiecen a discutir sobre quiénes irán a Concejo y Asamblea y cuando apoyen a otros para Alcaldía y Gobernación, tendremos un departamento del Quindío peor, gracias a la politiquería y al escaso liderazgo que los mal llamados políticos quindianos ejercen en este hermoso departamento.

¿Quiénes lideran la política en el Quindío? Ninguno de nuestros mentirosos politiqueros. “Queremos un Quindío grande” Mentirosos y payasos que van, en época de elecciones, al mejor fortín: los barrios humildes. Y allí, compran a las personas, a las familias, con lo que sea, “Sí señor, lo apoyamos, porque usted es nuestro redentor.”

Esos remedos de partidos, terminarán pronto, como acaba todo lo que no tiene norte. Me disculpan si les disgustó algo de lo que escribí, pero así pienso y así veo lo que ocurre en el Quindío.

Actualmente, no milito en partido alguno, porque no hay políticas, filosofía, ni nada que haga que los muchos partidos colombianos sean creíbles. Porque las políticas al interior de los partidos tienen que ver con las manifestaciones personales y los deseos propios de quienes dicen querer cambiar el país.

Veremos pancartas, afiches ensuciando pueblos y ciudades de nuestra bella región. Pero no veremos soluciones a los grandes problemas en un departamento tan pequeño como el nuestro. A cada solución, le buscan un problema.

Ahora, prometen, se comprometen, firman documentos, pero cuando lleguen a Concejo, Asamblea, Gobernación, Alcaldía, olvidan todo, porque así son ellos.

¡Llegó el circo de los políticos!

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