María Romelia Vargas de Duque, de 84 años de edad, es la persona que falleció hace unos días en el quinto piso, en la sala quirúrgica de mujeres del centro asistencial departamental, y cuyos familiares aseguraron que el deceso fue causado por la aplicación de un medicamento al que era alérgica. El caso, que todavía no logra esclarecerse, provocó la destitución del médico John Giraldo y la detención de la auxiliar de enfermería Jenny Alonso; ella, su madre y su hija ahora viven una penosa situación por el insuceso, y porque ha quedado sin empleo y sin el apoyo de los directivos hospitalarios y de la cooperativa a la cual prestaba sus servicios profesionales.
Por: Oscar Hincapié Vallejo.
Doña María Romelia fue llevada al hospital San Vicente de Paúl de Montenegro, donde residía, por problemas en las glándulas salivales. En el centro asistencial le aplicaron dipirona (metamizol sódico), la cual hizo una reacción alérgica que la llevó al borde de la muerte; sin embargo, los profesionales del municipio lograron estabilizarla y ponerla fuera de peligro, informaron sus familiares.
Un hijo de la dama aseveró que los médicos del centro asistencial consignaron en la historia clínica la anomalía causada por el analgésico.
El 19 de septiembre la anciana fue trasladada al hospital San Juan de Dios de Armenia, donde estuvo interna por la inflamación de la glándula.
Durante los días que permaneció internada en la capital quindiana recibió el tratamiento necesario, mientras se encontraba acompañada por dos de sus seres queridos; una enfermera entró a la habitación para suministrar unos medicamentos a la paciente. Cuando su hijo se percató de que se trataba del mismo que casi había causado su muerte unos días atrás, manifestó a la profesional su preocupación al respecto.
Minutos después empezó la agonía de María Romelia, quien estuvo en proceso de reanimación durante cerca de un cuarto de hora, pero, esta vez, no fue posible impedir que muriera.
Reacción de los dolientes
Llenos de ira por el comportamiento del cuerpo médico del hospital, principalmente de la enfermera, además de la tristeza que los embargaba por la pérdida de su ser querido, los familiares se enfrentaron a los funcionarios, por lo que fue necesario que hombres de seguridad escoltaran a la profesional para asegurar su salida del centro asistencial.
Al lugar de los hechos llegaron funcionarios de la Seccional de Investigación Criminal –Sijín- de la Policía, que hicieron la inspección y trasladaron el cuerpo a la morgue para realizar la necropsia.
Entre tanto, la auxiliar de enfermería fue trasladada por miembros policiales a la URI, y de esta manera iniciar una investigación plena sobre los hechos.
Lo que vino después
Ahora Jenny Alonso, a pesar d estar en su casa en compañía de su señora madre y su hija de dos años, sigue inmersa en la investigación, sin empleo, sin la tarjeta profesional para ejercer su profesión, y con la incertidumbre de lo que va a pasar con ella y su familia.
Allegados a la enfermera manifestaron que, tanto las directivas del hospital como las de la empresa temporal que los contrata, le dieron la espalda, y ella se encuentra a merced de la ayuda que le ofrecen sus excompañeros de trabajo.
En Colombia deben ser muchos los casos al igual que este que existen, y saltan de inmediato las preguntas:
¿Hasta qué punto son responsables los galenos de los medicamentos que ordenan suministrar a los pacientes?
¿Qué tipo de ayuda jurídica se presta a los empleados en las famosas cooperativas?
¿Acaso no es necesario poseer una póliza de responsabilidad para contratar a personas que tienen estas profesiones?
¿Se realiza una exhaustiva investigación de los pacientes cuando son trasladados de un centro asistencial a otro?
¿Qué tipo de protección tienen, tanto los pacientes como los trabajadores de la salud?
Esperemos que este caso se esclarezca para tranquilidad de las familias de doña María Romelia y la de Jenny.
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