Gilberto Montalvo Jiménez

El concubinato entre el periodismo, los políticos y el poder es de origen pernicioso, debe existir una cohabitación, pero con la prudencia de la distancia para evitar los sinsabores de las traiciones de quienes dentro de la supremacía quieren aplastar a los más débiles.

En la rancia burguesía bogotana de los medios de comunicación ha existido siempre un amancebamiento convertido en concubinato público y perverso entre lo que denominan la “gran prensa”, que de grande no tiene nada, y las castas políticas y económicas que mantienen constreñido a este país.

Fabrican escándalos donde incriminan a los medios que denominan, en un acto despreciable, de provincia para hacerse notar mientras se hacen los locos con los grandes escándalos donde generalmente están inmersos sus patrones.

En la mañana de lunes La FM, un parásito medio sucedáneo del emporio Ardila Lulle, se ocupó del modesto periodista de Armenia, José Octavio Marín Naranjo, promoviendo un “escándalo” que no era más que la violación intima de una conversación privada por medio de un whatsaap.

Fue una conversación informal donde el periodista habla de su negocio particular una pequeña editorial que está al servicio de quien quiera y un periódico semanal que puede recibir las pautas institucionales, comerciales o de campaña, porque además está obligado por la ley a hacerlo y por si fuera ´poco a bajo precio.

No existió en esa relación de “corruptelas” una sola palabra que el señor Marín indicara que estaba extorsionando o pidiéndole dineros a nadie a cambio de información.

Alebrestado el periodista Santiago Ángel de la FM el fin de semana difundió un trino donde advertía que este lunes revelaría la corrupción de los periodistas del Quindío con la clase política para que todo quedara en un inane mensaje de voz que Marín le enviaba a la señora Yaneth Pino, asistente del candidato José Manuel Ríos, quien le traicionó, aunque no había nada que pudiese preocupar al comunicador.

La FM nunca se ocupa de los grandes beneficios de Agroingreso Seguro para Ardila Lulle con sus ingenios ni de las compras de dudosos terrenos en los territorios nacionales y menos del latrocinio con el etanol que ha llenado las bolsas de su patrón a costa del encarecido precio de la gasolina, ni de los manejos oscuros que han hecho para quedarse junto a Caracol Tv con el monopolio de la Televisión en Colombia y en fin, miles de villanías contra los colombianos, no, tenían que joder a un pobre periodista que se levanta todos los días a conseguirse el sustento de su prole en medio de las dificultades de un departamento sin oportunidades.

No estoy de acuerdo con el amiguismo que generan ciertos colegas y la intimidad que llegan a profesar con políticos o gobernantes porque tarde que temprano los traicionan.

Pepillo Marín, tuvo una cercanía peligrosa con la campaña que lo traicionó poniéndolo en la picota pública sin que exista una sola situación que indique nada distinto a narrar dentro de un candor infantil las peripecias con una publicación y una editorial que viven de lo mismo que los pulpos de la oligarquía mediática colombiana, pero con la diferencia de que aquí es con míseros pedazos de mierda.

 

 

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