Por: Nelson Sabogal Vásquez

La calidad, el respeto, el señorío, de los tiempos aquellos de un grupo inmenso de ciudadanas y ciudadanos, que dedicaron su vida a ejercer con todo derecho los placeres del poder en el inmenso ámbito de la política, con todos sus deberes y derechos y  responsabilidades, por lo menos en el Quindío, terminó sin dejar herederos, ni escuelas, ni discípulos, de la misma categoría, de igual formación, seriedad y responsabilidad.

Parece, como si estuviésemos asistiendo, a una desintegración social total, en lo que de este territorio y sus costumbres se dijo en ejemplos, escritos, libros, historias y leyendas.

Dónde está la poderosa raza que con el hacha en la mano y con el machete en la cintura hicieron posible: “EL MILAGRO DEL QUINDÍO”.

Quién escondió, la cultura, el valor de la palabra, el respeto por los demás, qué se hizo la justicia y el castigo moral para los pillos y ladrones, para los deshonestos y corruptos que asaltan a plena luz del día, los dineros de la comunidad, qué hacer con esa inmensa cantidad de los sin carácter de los bellacos y bellacas, que caminan por calles y carreras de nuestros pueblos vendiendo premisas y canonjías en época pre electoral, mintiendo a los campesinos y prometiendo, lo  que no tienen en un asqueroso mercado persa censurable por donde se le mire.

Al estilo de la vieja y hermosa canción, “Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena, Mambrú se fue a la guerra, no sé cuándo vendrá…”

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