Este año el Deportes Quindío fue la bestia negra del Once Caldas, se encontraron en copa y liga Postobón y siempre los de Armenia salieron aprobados ante el examen camuflado como clásico, sin embargo, en el momento determinante, en donde más se debía sacar a relucir la paternidad, la mediocre plantilla del milagroso salió como de costumbre con un chorro de babas, en un duelo imperdible y casi que condenatorio.

Por: Cristian Marín Zuluaga-Bogotá

Yéndonos muy pero muy bien vamos a tener una última carta de salvación, la promoción ahora para la gris nomina cafetera se pinta como la única opción de evitar el abismo, abismo que pareciera contener en sus profundidades un imán diseñado para el color verde, ese mismo imán todos los días jala con más fuerza haciendo casi que predecible la ausencia del milagroso en la A para la próxima temporada.

Luego de la vergüenza sufrida en Manizales, muchos diarios hicieron alusión al Quindío como el gran favorito para irse a la B, otros en sus escritos subrayaron el estado del onceno cafetero en cuidados intensivos, yo considero que esta semana es de luto, vivimos ya dentro de una sala de velación, todo es silencio, dolor, amargura y pocos se atreven a dar un concepto sobre lo que podría ser el entierro el próximo fin de semana.

En realidad los sentimientos sobre el club existen, duele verlo en una posición tan indignante, en una situación sin escapatoria, duele más pensar que el desenlace deber ser el tiquete hacia abajo, dejar el escalón 18 y pasar al 19.

Personalmente creo que ya no hay tiempo, los malos manejos administrativos, diligénciales, conceptuales y futbolísticos hoy llegan a la casa del milagroso para pasar cuenta de cobro y  con un frondoso retroactivo, esos errados manejos, esa miserableza de Hernando Ángel debe ser castigada, y que mejor manera de hundirse con su equipo de quinta, con sus jugadores del “millón de dólares” segunda división, allá donde solo caen los peores del año.

Señores, nadie valora lo que tiene hasta que lo pierde, frase de cajón, la escuchamos todos los días, convivimos con ella, el significado de este cotidiano refrán empezará a tomar validez dentro de la consciencia de los infantiles jugadores, ya sus largos viajes en avión, su estadía en los mejores hoteles de las principales ciudades, las comodidades que ofrece la liga serán un lindo recuerdo para contar, anhelar y empezar a apreciar cuando el fantasma lo haya arrastrado hacia su aposento.

Hoy y luego de seguir paso a paso el equipo, de evaluar su rendimiento, de ver el dolor de la afición, de soportar la decidía del 88% de la plantilla, considero que es tiempo de la eutanasia para erradicar la incertidumbre y la esperanza, es momento de hacer el duelo y buscar un cambio, otro oxigeno en la segunda división.

Hernando Ángel lo tomó en la B en el 2000, esperamos que su final sea de la misma manera, entregándoselo  al pueblo en la misma carretera donde se lo encontró, para darle paso a nuevos dirigentes, empresarios con sueños, visionarios  ambiciosos, pero sobre todo, enfermeros para sanar las heridas que por mucho tiempo quedarán en los corazones de los seguidores del verde esmeralda.

La semana trascurrirá en un silencio abrumador, será difícil levantarse y aun más acostarse, ambos episodios obligados del día a día se deberán afrontar  con tesón, el helaje  del dolor se apoderará de los hinchas, esperando el día del juicio final, un veredicto tajante o en su defecto un caso en donde la apelación podría asomarse disfrazada de promoción.

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