DEPORTADOS-VZLA

Por: Gonzalo Quiñones V.

Reza el refrán popular que “no hay mal que por bien no venga”, ubicándonos en los aciagos episodios de la frontera con Venezuela, producto de la desfachatez de las decisiones  del señor  Maduro contra nuestros compatriotas y hasta con sus mismos nacionales. La persona mal formada, no respeta nada. Se han pisoteado los más elementales derechos de los ciudadanos y también la dignidad humana, consecuencia de la prepotencia  y del poder dominante de la dictadura bolivariana. Los testimonios están aún frente a  los ojos de la gente, hasta el punto de hacernos recordar los campos nazis de la esclavitud histórica de los alemanes, unidos al desarraigo, la expulsión humillante de familias enteras, con sus hijos, la despropiación de sus bienes e ilusiones. Todo sin ninguna consideración valedera, excepto, la “máscara política” dizque de ser paramilitares y contrabandistas, para disfrazar la real descomposición social, política y económica  que padece esa nación hermana y que es de dominio orbital.

Y a pesar de los llamados de organismos internacionales, y últimamente del Papa Francisco, el tal Maduro, responde con tonos desafiantes y de clásica matonería, que hablaría con el presidente Santos, cuando quiera, donde quiera y a la hora que quiera y agrega otro desafío al decirle que, no se le esconda más…Vaya manera de pensar y proceder de un estadista del presente siglo…

Y en el entretanto se han escuchado voces de profesionales especializados, todos colombianos, indicando que nos llegó el momento de pensar en serio en un gran plan de independencia, especialmente económico y comercial con Venezuela, sustentados en nuevas alternativas del aparato productivo en general, la industria en todas sus expresiones y otros bienes y servicios  de alta rentabilidad futura. El solo enunciado ha creado expectativa. Es una nueva alternativa y una posibilidad digna de contemplar por parte de los tres poderes que nos rigen, para darle la altura, credibilidad y seriedad a la propuesta. Los medios de comunicación jugarían un papel preponderante en torno de esta aspiración, que merece el  calificativo de un ¡Grito de Independencia!, que requiere el apoyo colectivo para rescatar nuestra  presencia como Nación demócrata, con todas sus imperfecciones, pero ante todo, como  una Nación digna de respeto.

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