33Viviendas donde se vende el vicio en zonas escolares, lugares de mala muerte con fachada familiar. En Armenia ya existen calles del cartucho que se han ido extendiendo por varios lugares. Los limosneros abundan en pleno centro de la ciudad.

Sala de redacción

En el departamento del Quindío las autoridades identificaron hasta la fecha un total de 37 predios dedicados por sus propietarios o moradores a la venta disimulada de alucinógenos o drogas prohibidas. En su gran mayoría son viviendas familiares donde sus ocupantes se dedican a estos menesteres fuera de la ley y ubicados preferencialmente en sectores populares y cercanos a planteles educativos. En el Barrio San José se han descubierto al menos tres o cuatro gracias a las continuas denuncias de los vecinos de esos lugares que al final son antros del vicio. Con frecuencia en sus ventanas se ven jóvenes con uniformes escolares adquiriendo marihuana u otras sustancias que consumen antes o después de ingresar a sus clases.

Frente a las denuncias de la comunidad las autoridades abordaron con seriedad el tema y amparados en las normas legales ejecutaran el plan de extinción de dominio.

Demolición

Recientemente en Bogotá el propio presidente de la República Juan Manuel Santos, encabezó una contundente campaña contra estos lugares, varias edificaciones fueron demolidas por maquinaria pesada y personal especializado. “No puede quedar sombra del delito, estos lugares tienen que desaparecer en todo el país una vez se establezca su responsabilidad como antros del vicio”. Dijo Santos Calderón a los medios de comunicación, y evidentemente así sucedió, bajo su tutela las viviendas fueron arrasadas. Hoy se espera que en el departamento del Quindío ocurra algo similar, ya que son identificables aquellos sitios abordados por maleantes que han hecho de esos lugares verdaderos antros y santuarios para el delito.

Es incompresible que ya en Armenia existe lo que conocemos como la calle del cartucho en plenas carrera 20 y 21 a menos de tres cuadras del Centro Administrativo Municipal, allí personas de todas las edades consumen droga ante la mirada desconcertante de transeúntes y viajeros que ven el escozor que provoca ese lugar, sin embargo, no existen medidas para sanear la zona; algo similar sucede en otros puntos de la ciudad donde ya los habitantes de la calle se toman estratégicos lugares para consumir drogas, el paso por Guayaquil, el puente de La Cejita, los barrio Santander, Santa Fe, Popular, Génesis, La Patria, San José, Las Colinas, el Bosque, y otros puntos donde ya abunda la delincuencia.

Responsabilidad de todos

Armenia es una ciudad bonita que día a día va perdiendo su encanto ante la presencia de personas dementes y mendigos que circulan por sus calles céntricas. El panorama de la carrera 14 o cielos abiertos es desesperante, locos que tapan sus partes intimas con una camiseta casi medio desnudos deambulando de arriba abajo, insultando a los ciudadanos de bien, son moradores permanentes, fáciles de identificar por las propias autoridades que no hacen nada para alejarlos en forma definitiva de estas zonas dedicadas al paseo familiar. Al parecer no existen normas viables para que estos funestos personajes se den el lujo de transitar libremente ante la angustiosa mirada de niños y ancianos. Las cafeterías que existen frente al edificio de la gobernación son azotadas por los pedidores de limosna, que con olores nauseabundos se paran en las puertas de esos lugares comerciales a exigir una moneda, casos deplorables y dolorosos que no tendrá acabadero mientras las autoridades no intervengan con mano firme y dura. El panorama para quienes estamos habituados a caminar por cielos abiertos es realmente desconcertante.

Queda entonces el gran reto para que las autoridades municipales ejerzan todo su dominio y responsabilidad frente este dantesco panorama que asombra peligrosamente a la ciudad.

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