Por Alber Deylan

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Necesitamos un gobernador o gobernadora, alcalde o alcaldesa en los diferentes municipios del Quindío que tengan en sus programas de gobierno políticas claras en materia cultural; que no sean letras muertas sostenidas por unos decretos u ordenanzas sin ejecución alguna. De qué valen las estampillas Pro cultura si los recursos no van hacia donde deben llegar?. El sector cultural requiere políticas claras sobre programas de Concertación departamental o municipal, se requieren programas de estímulos para personas naturales; un amplio presupuesto no para realizar actividades, hay que pensar en la parte investigativa si de rescatar nuestras tradiciones se trata, se requieren programas de formación en las diferentes manifestaciones artísticas, que hayan semilleros si queremos en un mañana, un Quindío mucho mejor. Es necesario que tanto el departamento como los municipios implementen sus propios programas acordes a las necesidades de la población local y no estén pendientes de lo que les diga la cartera ministerial, que en muchas ocasiones tienen que acomodar programas y proyectos, que para nada  soluciona la necesidad nuestra.

Se necesitan gobernantes que se apropien del tema cultural; no podemos seguir pensando de manera doméstica, más cuando estamos ad-portas de un aniversario como son los cincuenta años del Quindío. Se requiere un departamento con impacto en el orden regional y nacional, tenemos la llave de la puerta pero nos ha dado pereza o no sabemos abrirla; ventanas como la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, Patrimonio de la Humanidad ha sido una gran posibilidad, pero con el desinterés y desconocimiento por todos los lados, no sería raro que hoy o mañana la UNESCO levante dicha declaratoria.

Los municipios requieren escuelas de formación y el departamento de más promoción y proyección. No es justo que a estas alturas de la vida, las oficinas de cultura específicamente en el caso de la Gobernación y Armenia, no tenga claro cuál es el potencial artístico y cultural que se tiene, que se desconozca el trabajo de incansables trabajadores del Arte.

Si hay un trabajo serio sobre lo anterior, entonces el segundo punto es que los nuevos gobernantes, tengan en las oficinas de cultura personas idóneas y competitivas, porque bien es sabido que el primer acto de corrupción es que un funcionario público acepte un cargo para el cual no tiene las competencias necesarias. En las oficinas de cultura se requieren personas que no vayan a aprender y a conocer qué es esto de la cultura y a empezar a realizar encuestas para saber quiénes son los artistas que tiene la ciudad y el departamento.

Que no le pase lo que a muchos les ha tocado vivir y traigo a la memora tres mínimos ejemplos: La destacada gestora cultural María Teresa Mendoza un día llegó a la oficina de cultura a solicitar apoyo para un dueto quindiano que representaría al Quindío en el Festival ‘Mono Núñez’; perpleja que quedó la señora Mendoza cuando la Funcionaria le preguntó que quién era ese señor. Caso similar para don Efrén Fernández Varón, el día que emocionado frente a un barranco le dijo a un candidato que aspiraba a la Alcaldía de Armenia “Doctor; estas paredes están muy buenas para que hagamos barranquismo, hagamos más bonita la ciudad y atraigamos más turistas”, a lo que este político le respondió “A mí, tráigame votos y con mucho gusto hablamos”; mente tan baja de este señor que en Paz descansa, eso creo… Personalmente  y a manera jocosa alguna vez le dije a una nueva funcionaria de cultura que el Dueto Ortega y Gasset había obtenido primer lugar en concurso musical nacional; a lo cual dejó ver su ignorancia cuando me manifestó que era muy importante para el Quindío y que por favor le ayudara a contactarlos para enviarles una nota de Felicitación.

Lo anterior no son chistes, son aspectos de la vida real y por eso los cito con nombre propios; y si sigo con más casos, las páginas serían pocas. Esto para decir que se requieren personas que conozcan y que no hagan el oso con el tema cultural.

Si tenemos unas políticas claras y un personas idóneas, entonces es el momento de pensar en recursos, que no necesariamente debe estar sujeto a los presupuestos del gobernante de turno; es aquí donde se debe medir la cantidad de cargos que nombran en estas oficinas; si están allí por su conocimiento o por la cantidad de votos que aportó o por la gestión que tienen; de lo contrario, nada sirven oficinas burocratizadas administrando tres pesos que les dan a los artistas, cuando allí deben pagar nóminas por cinco pesos, que es lo que generalmente sucede.

Como cuarto punto; es importante que por fin pensemos y de manera seria en obras físicas para la ciudad; requerimos de un Teatro y una Biblioteca departamental; de Medias tortas; espacios alternos en los barrios y municipios.

Si los nuevos gobernantes piensan y actúan sobre estos cuatro puntos, creo que un paso importante en materia cultural se puede dar.

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