imagePor: Andrés F. Zapata

Resulta muy cruel recorrer la ciudad, y en cualquier calle encontrarse con las famosas zorras en completo desgaste y descuido, carretillas utilizadas para el transporte de cualquier tipo de material impulsada por un equino, siendo precisamente el animal, el que lleva la peor de las partes debido al excesivo trabajo, el descuido y maltrato de sus dueños, la inclemencia del clima o simplemente la finalización de su “vida útil” por así decirlo.

En nuestra capital quindiana a lo largo de los años este ha sido un medio de transporte y de trabajo muy común para los cientos de campesinos y arrieros de la región, siendo esta casi que una costumbre y tradición que se hereda de generación en generación. Siendo el uso de estos animales, el principal motor para el empleo en labores forzadas que posteriormente significan el modo de subsistir de muchas personas.

Esa es una situación entendible, muchas personas de escasos recursos sobreviven de estos animales, pero no obstante, esta no es justificación para que se presente el maltrato al que muchos de ellos son sometidos.

Regularmente vemos en la ciudad el reporte de uno y otro animalito que en plena vía se desploma del cansancio, del hambre o la sed, o peor aún, de una fuerte dolencia o enfermedad que trae consigo una muerte segura.

Lo más razonable en este caso y el clamor de la mayoría de ciudadanos, es velar por la tranquilidad y el respeto a estos animales, que dejen de ser utilizados para labores forzadas y pesadas, y por el contrario se les dé un trato digno. Acarreando obviamente nuevas y equitativas soluciones para los carretilleros.

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