Y es que el tema de la ineficiencia en el tema cultural también se refleja en los elementos que son o hicieron parte del crecimiento y desarrollo de nuestra región.
Es inaceptable para los cuyabros, ver como los puntos históricos, o los objetos que forman parte del grato recuerdo de una época enmarcada por la pujanza y verraquera de los pioneros de estas tierras, se vea ahora descolorida, ultrajada y denigrada a la dejadez y abandono por parte de autoridades y administración local, que no se percatan ni se inmutan en velar por la vigilancia y conservación de estos elementos, invaluables para la cultura y la memoria de nuestra ciudad.
Para ser más específico quiero hablar de “El último vagón”, como es denominado este pedazo de historia y recuerdos que adornan la glorieta que conduce a la antigua estación del ferrocarril en la ciudad de Armenia.
Resulta que lo que para muchos significa la conmemoración, el homenaje, el símbolo, o el recuerdo entrañable de una época de arrieros, de trabajadores forjados en las montañas, de orgullosos campesinos y del comienzo del progreso de nuestra ciudad, para muchos otros es simplemente un botadero de basuras, un dormidero y un albergue de personajes de la calle que solo hacen darle una mala imagen a este elemento y obviamente irlo deteriorando.
Al ser este un punto que no cuenta con una permanente presencia de las autoridades, estas personas de la calle, que a propósito abundan por todas las calles de la ciudad, merodean este sitio y en horas nocturnas lo usan como baño público, dormidero y metedero de drogas.
Viéndolo desde el punto humano, obviamente es lamentable la situación que viven estas personas que no cuentan con un techo estable, pero por otro lado no se puede permitir que nuestras calles y nuestros elementos que prácticamente son patrimonio, se vean deteriorados por el uso inadecuado.
Aquí en este caso es urgente la presencia de autoridades y entidades responsables que controlen esta situación.
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