Por Gonzalo Quiñones V. 

Resulta paradójico que en el denominado MES DE LOS NIÑOS, se filtre con visos de imposición extranjera y comercial, es decir, esnobismo, imitación y hasta plagio una fiesta pagana que corresponde a la ideología del satanismo. Digámoslo como es. El tal Halloween es en sí mismo un ciclo satánico que está identificado por toda clase de odios y aberraciones, jerarquías negras y con ellas las sonadas orgías, cuyos actores principales son los niños de mujeres embarazadas ojalá de 14 a 16 años y que por lo tanto corren peligro en el día de las “brujitas y los brujitos”.

Con muchos motivos se disfraza la verdad y la realidad, de su verdadero significado y connotación: he aquí otro peligro satánico ¡El 31 de octubre es el año de las sectas satánicas! Esta festividad maligna busca contrarrestar o desvirtuar la celebración católica y otras denominaciones cristianas de todos los santos. Celebran más bien ese día las misas negras con el número 666, rito donde se invoca la muerte, el terror con voces indefinibles como: “SI CORRES TE MATO”. Sus voceros maldicen todo cuanto tiene que ver con la espiritualidad como fuente de formación y superación de muchas angustias sociales que nos acompañan como el aborto, la brujería, la hechicería, la peligrosísima tabla wija, si mal no estoy, la música metálica generadora de suicidios en los jóvenes y desprendimiento total de sus padres, la discriminación racial, la prostitución juvenil, el alcoholismo y la drogadicción fuentes todas de la descomposición humana; pérdida del sentimiento de pertenencia  y aprecio por la vida. Estamos a la deriva. El horizonte es oscuro, pero consignamos voces de esperanza, de cambio y de comprensión sobre estos temas que son de actualidad y que están en nuestros hogares, en las calles y avenidas, en los lugares de trabajo y en las escuelas, colegios y universidades. Esta nota es solo preventiva, de antemano gracias por acogerla y analizarla.

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