BOLETIN173El fin de semana y específicamente la fecha 16, antepenúltima de la fase regular de la Liga Postobón, fue funesta para las pretensiones del Deportes Quindío en su afanosa carrera por no descender para la próxima temporada. El milagroso se estrelló de frente con la derrota en el Centenario y así redujo su chance de eludir la  promoción.

Por: Cristian Marín Zuluaga- Bogotá

En esta parte del año, cuando ya en firme se empieza a cerrar la temporada, unos ven hacia adelante y otros lamentablemente como el Quindío tiene la mira puesta en sus movimientos a sus espaldas; es allí donde necesariamente se ve obligado a desempolvar la calculadora para comprar un par de pilas y bolear tecla,  en su intensión de configurar una ecuación esperanzadora.

Con la inesperada caída en el Centenario ante Envigado F.C  se encendió el estado de alerta, en las dos últimas fechas el milagroso no ha sumado, caso contrario al Cúcuta y el Huila, ambos han sacado resultados importantes, es cierto de a uno no alcanza en esta recta, como el sábado entre Motilones y Opitas pero aun así, con un digito inferior, ambos equipos buscan el tiquete de salvación; Huila con ese uno se aleja y Cúcuta respira en la nunca del onceno de Armenia.

Restan 6 puntos,  en la próxima jornada una victoria de los de Neiva podría dejar sentenciada la  obtención del billete de promoción para el Deportes Quindío, porque en caso de un empate frente a Once Caldas  le daría vía libre al conjunto huilense de culminar con la tranquilidad de seguir en la A.

Si el caso anterior se llega a dar, Quindío y Cúcuta van a sostener una lucha en la última fecha para sacar las conclusiones de la tabla del promedio, por ahora los de la frontera se van sin anestesia al hueco, y el milagroso apelaría al partido de salvación, pero todo está servido para una liquidación donde el suspenso lo pone el fantasma que ya todos conocemos.

Sus conceptos

El domingo sin perder detalle alguno estuve atento a las declaraciones de los jugadores y cuerpo técnico, vi y escuché a dos hombres ambos con relatos diferentes; uno, aun sumergido en un discurso infantil y el otro claro, aterrizado y consiente de la situación, ese fue el entrenador.

En la mirada del joven entrenador se leía  la amargura, la preocupación, sus ojos irradiaban la tristeza de la derrota, “perdimos el partido que no se podía perder, el equipo hoy no tuvo argumentos y el tema se complica pero yo y el equipo lucharemos hasta el final” señaló César, un hombre joven, inquieto y con la personalidad suficiente para dar la cara en medio de la desorientación.

El que particularmente me pareció jocoso, desatinado, incoherente, fue William Tecillo, un jugador que lo hemos visto crecer en las filas del Deportes Quindío, un joven constructor de sueños en nuestro amado departamento pero desfasado en sus impresiones del domingo “la gente no cree en nosotros y nos dan muy duro “, citamos esta parte de lo dicho por el defensor, porque me pareció verdad muy fuera de contexto.

William, en ustedes no cree nadie y no solo en Armenia en todo el país, ustedes pretenden recibir elogios cuando son los peores del año, esperan palmaditas en la espalda cuando salen del vestuario  hacia sus respectivas casas sonriendo como si aquí no hubiera pasado nada, que pena, Tecillo al contrario creo y estoy seguro que en Armenia hemos sido benévolos con la rebeldía personal y profesional de ustedes.

En Armenia creemos en la historia de más de 60 años  de una institución llena de gloria, de jugadores serios, de dirigentes soñadores y no mercenarios, ese peso de la memoria de más de media década es la que en definitiva puede sacar a flote esta obra de espectáculo barato.

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