Desde sus albores, la política Colombiana está signada por su fecunda historia de traiciones, deslealtades, intereses particulares, de grupo, gremiales o de gobierno de turno. No existe, al menos desde que este país tiene memoria-los que muy poco conservan-dado que, este recurso cerebral solo lo relucen quienes buscan la verdad de los hechos y acontecimientos que evolucionan en medio de la fauna tropical nuestra.
Bolivar tuvo que enfrentar el escabroso obscurantismo feudal del poder, cuando estuvo al borde de la muerte, propiciado por sus «enemigos» quienes militaban dentro de sus ideas libertarias.
Desde la patria boba, se advertía el caudal de pasiones de traiciones, deslealtades, puñaladas traperas, y otras ponzoñas que agudizaban el sombrío panorama de las luchas por el poder. El siglo XIX Fue testigo de las guerras fratricidas, con miles de muertos, infamemente utilizados por gamonales, y terratenientes, quienes eran los mismos atrinchenrados en los escritorios y salones palaciegos de la capital, y del histórico capitolio nacional donde fungían como la clase dirigente política. En todos los gobiernos, legislaciones, y no ausente puede contarse en proporciones menores, el judicial, dónde no se haya incubado el huevo de la desfachatez y el engaño. No habría lugar ni espacio, para narrar los horrores de los hombres investidos de honores por los errores de la confianza popular, sepultada en medio de la tragicomedia cotidiana de la politiquería y el desencanto. Los buenos líderes de antaño, tuvieron que adentrarse y conocer de fondo la enmarañada feria de vanidades y trapisondas, para cubrirse con esa misma caparazón, en contra de la peste que los asediaba de cerca. Hoy no existe en el zoon politikon, nada que huela a podrido, cuando de confianza se refiere.
El presidente de turno quiso iniciar su mandato rodeado de una serie de personajes en apariencia afectos a su entorno e ideología. Fueron a la postre los cafres que le dispararon de frente y a quemarropa. Cuando refinó sus propuestas del progresismo, se confió del «gran acuerdo nacional» para sacar adelante sus reformas, allí también encontró quienes se aprovecharon para destruir su imagen y ensangrentar el cuerpo con las manchas imborrables de la corrupción y el desprecio. Peor lo que acaba de ocurrir con la carta publicada por el orate Avaro Leiva Duran, un hombre de gruesos pergaminos intelectuales, de inspiración Belisarista, conservador de pensamientos sociales avanzados, que mas parecía un hombre de izquierda que de derecha, ni en los tiempos del escandaloso mamatoco en el gobierno del borracho Guillermo León Valencia, llegó a tanto Leiva Duran, que quien sabe porqué en el tiempo de la denuncia en el que aparentemente sorprendió al Presidente Petro «travao» en una visita oficial a Francia, no la hizo.
Por ética y respeto a su dignidad de canciller del estado Colombiano, lo ha debido de hacer, presentando su renuncia e inmediatamente para proceder con su delación. No lo hizo, por la carencia de argumentos y pruebas reales, que le hicieran dar el paso y quizás porque su formación de precariedad ética no se lo permitieron. El consumo de sustancias adictivas, no es considerado un delito en la legislación penal Colombiana, si se pretende demostrar que el presidente Petro no está en condiciones motrices para gobernar a Colombia, debe demostrarse científicamente y por medios médicos certificados, que mentalmente es inhábil, una completa estupidez contra los que pretenden sacarlo del poder.
Hasta lo que lleva de su gobierno, solo sus implacables enemigos son los que inventan todo tipo de fábulas, para señalarlo de incapaz o mentecato (así se refiere el CCC, para referirse a los incapaces), lo que ha demostrado El mandatario, es sobrada inteligencia para transitar el sendero lleno de obstáculos, para alcanzar lo que le desvela con sus reformas políticas. Cómo son propuestas novedosas que van en contravía de los que sumieron a Colombia en las desigualdades e injusticias seculares, lo tratan igual que a un personaje como tartufo creado por la comedia de Moliere. Que engañados están!! Hay muchas cosas que no compartimos de este gobierno, Pero las intenciones de transformar con las reformas, un equilibrio más justo en inclusión social y económica, solamente nos basta para apoyarlo. Lo demás, es su problema afrontarlo, su ventaja hasta el momento, es la sustracción de su imagen frente a la corrupción en la que ha dado muestras de no tolerarla, y del delito, dónde aparece incólume, diferente a otros personajes que andan subjudice y denunciados al canto.
NOTA FINAL Otros personajes han tratado de enlodar al Presidente Petro, acusándolo de drogadicto, sin exito alguno. La famosa y no bien ponderada dama Ingrid Betancourt, lo intentó demostrar Pero no pudo, cuando en el gobierno de Samper Pizano, lo nombró como primer Secretario en la embajada de Bélgica y lo hizo, por las amenazas de muerte y persecución política, del que fue objeto. Cualquier cosa que huela a Petro, es tarea de sus acosadores para demandarlo. Ahora resultó el exministro de Duque Márquez, Wilson Ruiz Orejuela, como abogado del diablo, para presentar ante la comisión de acusaciones de la cámara, denuncia formal por el contenido de la carta de Leiva Duran!!. Ni el diablo se atrevió a tanta insolencia.
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