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Por: Andrés F. Zapata

La muerte, por medio de circunstancias violentas, sigue haciéndose presente de manera recurrente en el departamento del Quindío. Los últimos días dejó un saldo de tres víctimas mortales que engrosan las penosas estadísticas de lo que es considerado como uno de los años de más decesos sangrientos en hechos criminales.

Por más presencia de militares, policías e intenciones por parte del gobierno para contrarrestar a las organizaciones criminales y hechos aislados, la violencia parece involucrarse de cualquier forma en la vida cotidiana de los quindianos y sea de la manera que sea, es una constante que lastimosamente pareciera no tener techo, perjudicando a familias y a una sociedad que sufre con cada caso.

De los tres hechos ocurridos, uno de estos fue por riñas callejeras, otros presuntamente por robo o ajuste de cuentas y el otro continúa siendo materia de investigación debido a lo complejo y extraño de los hechos.

El primero de los homicidios fue perpetrado en el municipio de Quimbaya, en donde lastimosamente sus fiestas aniversarias se vieron empañadas por la violencia e ignorancia de algunos. Al parecer, en la madrugada del domingo, luego de haber concluido horas antes las fiestas, se produjo una riña entra varias personas que se encontraban en adelantado estado de alicoramiento, la cual desencadenó en la muerte del joven Cristian Camilo Ríos, que por la gravedad de las diversas heridas con arma blanca, falleció en el hospital de dicha municipalidad momentos después de haber sido atendido.

En otro caso, y en lo que se presume fue un atraco o un ajuste de cuentas, un joven de 25 años de edad, de nombre Cristian Felipe Arias, fue asesinado con arma blanca, por sujetos que lo interceptaron en inmediaciones del barrio Ciudad Jardín de La Tebaida, y que huyeron inmediatamente del lugar de los hechos, dejando el cuerpo de la víctima a un costado de la vía. El hecho que se presentó ayer lunes en horas de la madrugada tiene a las autoridades siguiéndole el rastro a los posibles implicados para resolver el caso.

Y también ayer lunes, en circunstancias aún no esclarecidas por las autoridades, un hombre de 46 años de edad, fue encontrado muerto en un edificio al norte de la ciudad de Armenia en donde laboraba como vigilante. El hombre, que respondía al nombre de Jhon Germán Gil, fue encontrado por residentes del edificio a tempranas horas de la mañana colgando de una soga y con múltiples heridas con arma blanca en varias partes de su cuerpo, lo que hace dudar a las autoridades sobre los hechos concretos de este caso.

A pesar de que los casos fueron aislados en su totalidad, lo que se resalta es el alto nivel de inseguridad, violencia e intolerancia, que se suman a la intranquilidad que se vive en situaciones como estas, ajenas al actuar de las autoridades que poco pueden hacer ante hechos que se presentan sin previo aviso y a cualquier hora y rincón del departamento.

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